5.7.20

Wally Opina

Wally Opina es un reportaje semanal del formato Late Show con el objetivo de entretener y dar opinión acerca de los hechos políticos y de actualidad que suceden en Colombia. https://www.youtube.com/results?search_query=wally+opina

11.6.19

Este grupo

No hagas caso. Ese grupo está lleno de indeseables, impuros, impíos, bandidos, mercenarios, ignorantes, vendidos, anacrónicos, retrógrados, insulsos, fariseos, abyectos, miserables, nauseabundos, apátridas, pestilentes, carcomidos, paupérrimos, vulgares, facinerosos, pusilánimes, detestables, burlescos, concupiscentes, trogloditas, idiotas, mediocres, desdeñables, volubles, mezquinos, procaces, arbitrarios, inhumanos, desvergonzados, atrevidos, insolentes, mordaces, falaces, inmorales, sabandijas, paquidérmicos, perspicaces, irresolutos, apócrifos, pecadores, malandros, bochornosos, deleznables, agrandados, borregos, mequetrefes, vulgares, mentirosos, arrogantes, mórbidos, impertinentes, menesterosos, pandilleros, raquíticos, rústicos, megalómanos, esquizofrénicos, bestiales, egocéntricos, lésbicos, rufianes, inefables, ponzoñosos, ignominiosos, intrépidos, malandrines, descomedidos, tenebrosos, arrodillados, insidiosos, farsantes, arapientos, morbosos, amorfos, ególatras, guerrilleros, obsesivos, abstractos, lujuriosos, despiadados, moribundos, nefastos, resentidos, obtusos, impúdicos, cadavéricos, incapaces, sinvergüenzas, fornicadores, guarichos, maquiavélicos, inhóspitos, idólatras, terribles, alelados, imbéciles, desdeñables, subnormales, incidiosos, triquiñuélicos, dañinos, melífluos, vagabundos, intrépidos, ofensivos, rastreros, impúdicos, horripilantes, irrisorios, escuálidos, perversos, pecaminosos, saltimbanquis, abominables, sádicos, aparecidos, delincuentes, maléficos, despreciables, infames, desubicados, irrespetuosos, ofensivos, perfeccionistas, agresivos, egocéntricos, desquiciados, etcétera.

28.5.19

Grosso modo

EN DEFENSA DEL IDIOMA
"Grosso modo", no "a grosso modo"
«Grosso modo» es una locución latina que significa ‘aproximadamente’ o ‘a grandes rasgos’. Nunca va precedida de la preposición 'a': Quisiera que me contaras, grosso modo, ¿qué fue lo que te pasó?

11.5.19

decepcionade

Chicos, estoy muy decepcionade
Deberíamos hacer de este un espacio libre para que quien quiera escribir con lenguaje inclusivo lo haga... no tiene sentido que pase lo que ocurrió, sus comentarios violentos hacia una persona que se estaba expresando no tienen lugar aquí. 
Este no es un espacio para presumir o creerse superiores a los demás con el argumento de que tienen a la ciencia de su respaldo.

Recordemos que el lenguaje es algo plástico en el tiempo y ya hay respaldo que el lenguaje determina nuestra percepción de la realidad y no al revés.

Por favor, sean tolerantes entre ustedes, esto no se los está imponiendo nadie.

Les dejo una lectura recomendada

https://elgatoylacaja.com.ar/la-lengua-degenerada/

9.5.19

El eclipse que cambió el rumbo de la ciencia.

Todos sabemos que la genialidad de Newton nos permitió con su teoría  gravitacional avanzar a límites nunca antes imaginados por el hombre. La  misma nos permitía calcular con absoluta presición la fuerza de  atracción que existía entre distintos cuerpos, las aceleraciones  producidas por los mismos y entender el porqué se caen las cosas si las  soltamos o el porqué giran en órbitas los satélites sobre los planetas o  la misma tierra alrededor del sol.

Sin embargo existía una  pregunta que no lo dejaba dormir y a la que él siempre respondía con un  "porque sí" y era :  "Y por qué ?"

Con todo su poder de  observación, él muy bien sabía que había encontrado las formas  matemáticas de conocer trayectorias, fuerzas, aceleraciones y muchísimos  factores físicos más, pero no el porqué todo ello funcionaba de esa  manera.

Fue Einstein con su teoría de la relatividad general  presentada en 1915 quien no sólo pudo responder por primera vez esa  pregunta, sino que le encontró errores de cálculo a las fórmulas de  Newton, que para el uso "terrenal" que se le daba hasta ese entonces en  la mayoría de los casos no eran apreciables.

La conclusión de Albert Einstein fue contundente:

“La gravitación no es una fuerza física de atracción que actúa en el  espacio sino una manifestación de la geometría del universo.”

En  otras palabras dos cuerpos no se atraen porque "SI", sino porque por el  sólo hecho de tener masa distorsionan al espacio curvandoló de tal  manera que ellos tienden a acomodarse de tal manera que logren un  equilibrio.

Para que se pueda ver de alguna manera lo que Einstein  decía, imaginemos que pasaría si en un colchón con una bola muy pesada  en el centro tiramos desde los bordes bolitas chiquitas, ellas "caerán"  indudablemente hacia el hueco pegando contra la Bola central. También  podemos imaginar la trayectoria espiralada que tendría una pelotita si  la tiráramos desde el borde pero con una acelaración circular alrededor  de la bola central, es más, si no fuera un simple colchón y no existiera  rozamiento produciendo pérdida de velocidad, quedaría "orbitando"  indefinidamente alrededor de la bola tal como la luna lo hace alrededor  de nuestro cada vez menos apreciado planeta.

Ahora bien...  Einstein la tenía tan clara como el hecho que si no encontraba como  demostrarlo lo tomarían por loco, y el cuerpo mas grande que tenía a  mano para hacerles ver al mundo que no estaba equivocado, era el sol,  pues con su enorme tamaño (masa) curvaría mas que ningún otro cuerpo al  espacio.

Cual era entonces su idea? Einstein pensó lo siguiente:

"Si la luz de una estrella muy lejana llega a mis ojos recorriendo el  espacio y en algún momento éste se curva, igual que nuestro colchón con  la bola en el centro, todo lo que por él pase se curvará también,  incluyendo la luz. Si tomo entonces una foto de un conjunto de estrellas  cuando el sol está muy lejos de nuestra vista y luego tomo la misma  foto pero con el sol en el medio de todas ellas, cuando la luz de cada  estrella llegue a mis ojos, habrá pasado por la curvatura producida por  el sol en el espacio, curvándose también, dando una localización erronea  respecto a las otras fotos. Es más, si no me equivoco y mis fórmulas  son correctas, ese corrimiento será de 1.74 grados. "

El grave  problema sería... cualquier foto que quiera sacar del sol velaría en  forma absoluta cualquier lucecita de estrella cercana, salvo... hacerla  en el exacto momento que se produce un eclipse total de sol, y es de ahí  que se puso manos a la obra con amigos científicos y astrónomos a  encontrar fechas y lugares próximos donde se produzcan tales eclipses.

Varios intentos fallidos, por el clima algunos y la guerra otros, no  lograron obtener datos significantes para tal comprobación, hasta que  finalmente el 29 de mayo de 1919, al mando del astrónomo real sir Arthur  Eddington se realizaron dos expediciones, una a Sobral, Brasil, y otra a  la isla portuguesa de Príncipe en la costa atlántica africana,  pudiéndose tomar fotografías de un increíble eclipse total y los  resultados confirmaron con suficiente precisión la predicción de la  desviación de 1,7” de arco que había efectuado Einstein .

Eddington escribió a Einstein diciéndole que toda Inglaterra hablaba de  su teoría, y que había sido un acontecimiento muy bueno para mejorar las  relaciones científicas entre Inglaterra y Alemania.

Se tiende a  pensar que la curvatura de la luz cerca del Sol es una idea exclusiva de  Einstein, pero no es cierto. Isaac Newton tuvo la misma idea al  considerar que la luz esta compuesta por corpúsculos o partículas como  diríamos hoy día. Newton al considerar la luz formada por partículas con  masa, estas tienen que desviarse forzosamente al pasar cerca del Sol en  cumplimiento de la ley de la gravitación universal. Pero nunca se le  ocurrió observar esta desviación, seguramente por la falta de precisión  de los instrumentos.

Un último comentario al respecto, gracias a  esta nueva teoría los astrónomos comenzaron a encontrar a los famosos  "agujeros negros", pues si bien no se "ven", por tener una cantidad casi  ilimitada de masa, curvan tan pronunciadamente al espacio que por  decirlo de alguna manera se "come" todo haz de luz que intente  sobrepasarlo.

No es intención de este relato introducir de manera  alguna aspectos teóricos sobre la magnífica teoría de la relatividad  general de Einstein, si dar a conocer un hecho que si bien para la  mayoría de los hombres de ciencia es conocido, no lo es para muchos  otros que seguro estoy se sentirán asombrados por la capacidad y  genialidad de tantos científicos que han dado el mayor de los esfuerzos,  generalmente para el bien de la humanidad.

Espero no haberlos aburrido.

Daniel.

EL AMOR Y LA LOCURA

.

En el principio de los tiempos, cuando no existía nada. Cuando ni siquiera el tiempo existía porque nadie había inventado nada para llevarle la cuenta. Cuando el hombre todavía no existía, en mitad del universo estaban reunidos los vicios y las virtudes que más tarde poblarían a los humanos en mayor o menor medida.

Y los vicios y las virtudes se pasaban todo el día discutiendo y peleando, sobre todo azuzados por la Ira y la Discordia. Y discutían sobre quien habitaría el cuerpo de los humanos, si los vicios o las virtudes. Y no se ponían de acuerdo porque unos decía que habría mas virtudes que vicios en los humanos y otros que al revés, que sería mayor el número de vicios que estarían en los humanos.

Y como nadie se ponía de acuerdo. La Locura, que estaba loca, tubo una idea que le pareció genial. Y dando brincos en mitad de la reunión dijo:

- Tengo una idea, tengo una idea para solucionar la discusión.

Todos se quedaron expectantes. Y la Locura dando carreras sin ton ni son y saltando por todos lados dijo:

- Es una idea genial que seguro que no falla. Sí, sí, sí, sí

En este punto la Intriga, que estaba realmente intrigada, pensó:

- "¿Cuál será la idea tan buena que ha tenido esta Locura? "

Y la Locura seguía dando botes y haciendo cabriolas y diciendo:

- ¡Lo tengo! ¡Lo tengo!.

Y la Intriga que estaba cada vez más intrigada, azuzada por la Curiosidad preguntó por fin:

- Oye, ¿Y cual es esa idea tan buena?.

La Locura dio un brinco y después otro y dijo:

- Muy fácil, muy fácil, muy fácil. ¡Se trata de un juego!.

Como la Locura seguía dando saltos y no parecía que fuese a decir nada más, la Intriga preguntó:

- ¿Y que juego es?

- Es muy sencillo, es un juego genial y muy divertido. - dijo la Locura - Es el juego del escondite.

Entonces la Intriga sí que se quedó intrigada. Y como ya no podía soportar tanta intriga dijo:

- ¿Y qué demonio de juegos es ese?.

- Muy fácil, muy fácil, muy fácil. - dijo la Locura dando vueltas alrededor de la Intriga - Uno de nosotros se pone a contar de uno a cien de cara a un tronco muy grande y con los ojos tapados. Y los demás salen corriendo a esconderse donde puedan. Luego el que cuenta sale a buscar a los demás. Si al último que encuentre es una virtud, serán las virtudes las que habiten al hombre en mayor número, si es un vicio serán los vicios los que habiten a los humanos.

Entonces alguien entre la multitud dijo:

-¿Y si encuentra una pareja de virtud y vicio?.

La Locura pensó un instante y dijo:

- Muy sencillo, se repartirán por igual.

La Inteligencia, que hasta entonces se había creído la más inteligente pensó:

- "Vaya ideota que se le ha ocurrido a esta Locura. ¿Por qué no se me habrá ocurrido a mí?."

Entonces la Intriga preguntó:

- ¿Y quien va a contar?.

Y la Ternura dijo:

- Anda, Locura, ya que se te ha ocurrido a ti tan buena idea, ¿qué mejor que seas tú quien cuente?.

- De acuerdo, de acuerdo, de acuerdo. - dijo la Locura.

Y se fue a un tronco a contar:

- Veintisiete, cuarenta y dos, catorce, sesenta...

Todas las virtudes y los vicios salieron corriendo a esconderse.

La Justicia cogió de la mano a la Verdad, porque la Verdad siempre acompaña a la Justicia, y se fueron hasta un río que pasaba por allí cerca. Era un río de aguas cristalinas y puras. Y la Justicia dijo:

- Nos esconderemos aquí, para que luego digan que la Justicia no es clara. -

Y la Justicia se escondió en el fondo del río junto con la Verdad.

La Ensoñación cogió a la Ternura de la mano y dando saltitos se fueron a esconder detrás de una nube rosa. Y allí comenzaron a pintar las nubes de tonos morados, rojos, rosas y azules. Y es por eso que en los atardeceres el cielo se llena de nubes de colores.

La Lujuría cogió de la mano a la Pasión y juntas escalaron una montaña para esconderse en ella. Pero una vez dentro la temperatura empezó a subir y las rocas a calentarse y a fundirse hasta que la Lujuría y la Pasión hicieron nacer un volcán en aquella montaña.

La Pereza no se movió de donde estaba. Con el sueño que tenía ella, se iba a molestar en esconderse. Vamos, y se echó a dormir detrás de un banco que había por allí cerca.

Y así se fueron escondiendo todos, todos menos dos.

- treinta y tres, cincuenta y ocho, siete...

La Envidia, envidiosa como siempre, quería saber donde se escondía todo el mundo y se quedó allí en medio.

- setenta y siete, ochenta y seis, cincuenta y uno...

El otro que no se escondía era el Amor. Porque el amor es indeciso y no sabía dónde esconderse.

La Locura estaba llegando al final de la cuenta:

- noventa y ocho...

El Amor y la Envidia no sabían dónde meterse. La envidia vio un pino y se subió en lo alto.

- noventa y nueve...

En el último momento el Amor se tiró a un rosal de rosas rojas donde nadie se había escondido porque estaba lleno de púas.

- y ¡cien!.

La Locura se dio la vuelta y empezó a buscar a sus compañeros.

- ¡Cruz por la Lealtad!.- La Lealtad, leal como era, no se había movido del lado de la Locura.

- ¡Cruz por la Esperanza!.- La Esperanza se había escondido cerca pensando que quizá no la encontrarían.

- ¡Cruz por la Ignorancia!.- La Ignorancia, despistada salió preguntando

- ¿A qué estamos jugando?

- ¡Cruz por la gula que está comiendo pasteles!.

- ¡Cruz por la Soberbia!.

La Soberbia salió muy encendida y dijo:

- Me había escondido muy bien, ¿A que me has encontrado de las últimas?, ¡Vamos, con lo bien que me escondo yo!

- ¡Cruz por la Humildad!.

La Humildad se acercó a la Locura y le dijo:

- La verdad es que me has encontrado un montón de bien.

- ¡Cruz por la Pereza!.

La Pereza seguía durmiendo plácidamente a pesar de todo el alboroto que la Locura estaba montando.

La Locura llegó hasta el río de aguas cristalinas, miró al fondo y vio a la Verdad y a la Justicia. Y gritó:

-¡La Justicia y la Verdad están allá abajo!.

La Justicia, que vio que la habían visto, revolvió el fondo para que las aguas se volvieran turbias y no pudieran verlas. Y le dijo a la Verdad:

- Tú quédate aquí que yo saldré por las dos y convenceré a la Locura de que no te ha visto.

Y la Verdad le hizo caso y allí se quedó, y la Justicia salió corriendo detrás de la Locura, y corría más y más hasta estar a punto de alcanzarla cuando de repente se tropezó con una piedra y se cayó. Con la caída se había lastimado una rodilla, pero aun así se levantó y siguió corriendo cojeando, pero cuando llegó la Locura ya había llegado.

Es por eso que la Justicia cojea, pero siempre llega. Y desde entonces a la Verdad no se le ve por ningún lado.

Entonces la Locura se fijó en que la montaña donde se habían ocultado la Pasión y la Lujuria ahora era un volcán.

-¡Qué raro! - se dijo la Locura. Y fue a investigar.

Así que la Locura subió por la ladera del volcán y se asomó al borde del cono. Y allá abajo, en una repisa de piedra Pasión y Lujuria estaban dando rienda suelta a todo lo que representaban. La Locura, avergonzada, dijo mirando para otro lado:

-¡Cruz por la Lujuria y la Pasión que están ahí abajo haciendo cosas feas! - y se fue corriendo dejando a la Lujuria y a la Pasión, quienes no se habían enterado de nada, con sus cosas.

Luego la Locura miró al horizonte y vio nubes de colores en forma de dragones, elefantes, princesas, duendes y castillos. Y pensó la Locura:

- "Esto parece cosa de la Ensoñación, y si la Ensoñación está por aquí la Ternura no tiene que andar lejos".

Y efectivamente, subió hasta las nubes y allí vio a la Ensoñación contándole cuentos a la Ternura y esta mientras tanto hacía nubes con las formas que le relataba la Ensoñación. Y la Locura, viéndolas tan atareadas no quiso molestarlas y escribió en una nube: "¡Cruz por la Ensoñación y la Ternura!." Y se fue.

La Locura ya había descubierto a todo el mundo menos a dos: la Envidia y el Amor (ya que a pesar de lo que decía la Justicia, ella tenía una cierta idea de por donde estaba la Verdad. Los locos están locos, pero no son nada tontos). Ya no sabía dónde buscar y miró al cielo para pedir ayuda. Y con esto vio a la Envidia que estaba en lo alto del pino.

- ¡Cruz por la Envidia!.

La Envidia, envidiosa de que no hubieran encontrado al Amor, se bajó del árbol y dijo:

- Pues el amor está escondido en esas zarzas.

La Locura dio vueltas a la zarza pero no vio al Amor, y es que el Amor es difícil de encontrar a veces.

- Pero busca bien, que está ahí.- dijo la Envidia.

La Locura intentó apartar las zarzas con las manos pero se pinchó

-¡Ay!

Y es que a veces el Amor hace daño sin querer.

- Pero busca bien, que seguro que está ahí. - azuzó la Envidia.

La Locura ya no sabía que hacer y cogió una horca de dos puntas y comenzó a pinchar las zarzas con ella. Finalmente se oyó un grito que dejó a todos helados:

-¡Ahhhhh!. -

El Amor salió de las zarzas con las cuencas de los ojos vacías bañadas en sangre en sangre. La Locura no sabía que hacer, todos le estaban mirando, y sintiéndose culpable por lo que había hecho le prometió al Amor que a partir de ese momento sería su lazarillo.

Y es por eso que dicen que el Amor es ciego y siempre va acompañado por la Locura.
Mario Benedetti.

8.5.19

LA MUERTE DEL HOMBRE BUENO

(cuento fantástico):
En un oscuro bosque del lejano Japón, un monje guerrero de las montañas permanecía sumido en sus meditaciones junto a una hoguera, tan inmóvil y silencioso como una estatua de Buda. Entonces hicieron su aparición dos hombres con aspecto de rufianes, que se dirigieron a él con suma cortesía (no porque sintieran un piadoso respeto hacia los religiosos, sino porque aquel monje llevaba una espada) y le preguntaron:
-Buen monje, ¿no habéis visto por aquí a una niña vestida de azul? Huyó de su casa y nosotros la estamos buscando por encargo de sus padres.
El monje respondió:
-No, no he visto a ninguna niña vestida de azul. Os ruego que prosigáis vuestra búsqueda en otro lugar y no turbéis más mi meditación.
-Eso haremos, señor. Bien sabemos que alguien de vuestra condición nunca mancillaría su alma con una mentira. Que la gracia del Gran Buda os acompañe.
Dicho esto, los rufianes se fueron y, cuando se extinguieron los ecos de sus pasos, el monje dijo, sin alzar mucho la voz:
-Ya puedes salir de tu escondite. Fue una suerte que te cayeras al río y tuvieras que quitarte la ropa para ponerla a secar. De ese modo no mentí cuando dije que no había visto ninguna niña vestida de azul. Ahora será mejor que te acerques al fuego y te calientes un poco.
Mientras el monje pronunciaba estas palabras, una niña de doce años salió de su escondite entre los arbustos. Aunque tenía el rostro pálido y demacrado, no carecía de cierta belleza. Se acercó tímidamente a la hoguera y se sentó frente al monje, quien le dedicó una sonrisa tranquilizadora y le dijo:
-Mientras te secas, ¿por qué no me cuentas tu historia? Seguramente no es la misma que me contaron esos hombres.
La niña titubeó durante unos instantes y luego dijo:
-Yo vivía con mi familia en una aldea de las montañas. Un día, mientras mis padres estaban trabajando en el campo, unos forasteros me raptaron para venderme a un prostíbulo de la ciudad. Algunos días después logré escapar y esos hombres me buscaban para devolverme al burdel. Y vos, señor monje, ¿qué hacéis en este lugar tan solitario?
El monje la miró con tristeza y le dijo:
-No siempre he sido monje. A lo largo de mi vida he sido guerrero, mercenario e incluso espía. Muchos son los pecados que pesan sobre mi alma, pero hay una cosa que puedo decir con orgullo: jamás he mancillado mi acero con sangre inocente. Sin embargo, una hechicera a la que maté profetizó, antes de morir, que algún día yo mataría a un hombre bueno. Aunque no creo mucho en los poderes de las brujas, decidí alejarme de las tierras habitadas y buscar refugio en los bosques, para asegurarme de que esa profecía jamás se hará realidad. De todas formas, no tengo ningún otro sitio adonde ir.
-¿Y pensáis quedaros en estos bosques para siempre?
-Quizá sí. Pero antes te acompañaré a tu aldea, pues el camino que te separa de ella es largo y peligroso. Ahora come y descansa. Mañana, cuando amanezca, emprenderemos el viaje.
-Muchas gracias, señor. Solo vos habéis sido amable conmigo desde que me secuestraron.
El monje no dijo nada más y se sumió en sombrías meditaciones, mientras la niña engullía su humilde cena con la voracidad de quienes han conocido el hambre. Tras una noche bastante apacible, el monje y la niña iniciaron su viaje. Atravesaron el bosque y llegaron a las montañas que rodeaban la aldea de la muchacha. Una vez allí, vieron que un reciente deslizamiento de tierras había bloqueado el camino, por lo que se vieron obligados a buscar una vía alternativa. No tardaron en descubrir un sendero medio devorado por la maleza, que aparentemente llevaba muchos años en desuso. El monje se lo indicó a la niña, pero esta palideció intensamente y dijo con voz trémula:
-Señor, ese es un camino muy peligroso, porque pasa cerca de una aldea maldita. Por eso nadie lo usa desde hace muchas generaciones.
-¿Pero qué es lo que pasa allí?
-Se dice que los habitantes de esa aldea no son seres vivos, sino fantasmas que se han levantado de sus tumbas para alimentarse con la sangre de los vivos.
-¡Estúpidas supersticiones! No tengas miedo y acompáñame. Todas esas historias sobre fantasmas que beben sangre son cuentos para niños. Y, aunque esos seres existieran realmente, yo sabría devolverlos a la tumba con mi espada.
Aunque la niña no parecía muy convencida, optó por fiarse del monje y seguir sus pasos. Durante las últimas horas del día atravesaron un lugar agreste y melancólico, donde ningún pájaro cantaba e incluso las plantas que crecían entre las rocas ofrecían un aspecto enfermizo. Ya era casi de noche cuando llegaron a una aldea aparentemente abandonada. Al ver aquellas casas medio derruidas, la niña le dijo al monje, sin disimular su terror:
-¡Por favor, no nos detengamos aquí! Prefiero pasar la noche entre las fieras de las montañas que entre los fantasmas de este lugar encantado.
Aún estaba hablando la niña cuando una figura esquelética surgió del interior de una casa y se abalanzó sobre el monje, rugiendo como una bestia enfurecida. Por suerte, este se hallaba más alerta de lo que parecía y tuvo tiempo de sacar su espada. El monstruo, empujado por su propio ímpetu, se ensartó en la punta de la espada y murió entre horrendos estremecimientos de agonía. Cuando examinó su cadáver, el monje reconoció que era una criatura horrible, pero no por eso dejó de intuir la verdad: aquel pobre desgraciado no era un fantasma ni un vampiro, sino la víctima de alguna terrible enfermedad, que había depauperado su cuerpo y su mente hasta extremos abominables. De todos modos, convenía irse de allí cuanto antes, pues era posible que aquel ser no estuviera solo. El monje se volvió para buscar a la niña, pero entonces se percató de que esta había desaparecido. Asustado, la llamó varias veces, pero la única respuesta que obtuvo fue un gemido procedente de un bosquecillo cercano. Armándose de valor, el monje penetró en la espesura y allí encontró a la niña, atrapada y amordazada por una docena de manos espectrales. Sin duda, los moradores de la aldea la habían capturado mientras uno de ellos atacaba al monje en una maniobra de distracción. Y, fueran cuales fueran sus intenciones hacia ella, desde luego no eran buenas. El monje era dolorosamente consciente de que él solo nunca podría vencer a media docena de monstruos sanguinarios, pero tampoco podía dejar de ayudar a la pobre niña. Entonces comprendió cuál sería su destino y se dijo:
-No es que yo me considere un hombre especialmente bueno. Pero es sabido que las profecías nunca se cumplen del todo.
El monje sonrió con tristeza y, en vez de atacar a los monstruos, se clavó la espada en su propio vientre. Los monstruos, enloquecidos por la visión de la sangre que huía de sus entrañas, soltaron a la niña y se arrojaron sobre el monje moribundo, gruñendo y babeando como perros hambrientos a los que se les arroja un hueso.
La niña aprovechó aquella oportunidad para huir de la aldea, mientras los monstruos devoraban el cuerpo de su salvador. Durante toda la noche caminó bajo la luz de la luna, llorando por el hombre que había sacrificado su vida para salvarla. Al día siguiente, llegó, hambrienta y extenuada, a la aldea donde vivía su familia. Ella estaba destinada a vivir muchos años, pero hasta el último día de vida se acordó de aquel monje, pese a que nunca había llegado a saber su nombre.

5.5.19

UN GRAVE PROBLEMA

UN GRAVE PROBLEMA.
(Cuento).
Don Mariano soñaba con poseer un automóvil algún día, para dedicarse a su hobby de pasear de noche, pero como lo quería de un modelo reciente, hubo de esperar muchos años, hasta juntar peso a peso el dinero suficiente para adquirirlo. Más de treinta años de ahorros. Se había prometido no conducir vehículo alguno, a menos que no fuese el suyo, y así fue.
Una tarde, se apareció al hogar, guiando su flamante automóvil.
Carecía aún de licencia de conducir, pero como era un zorro muy viejo, ya se entendería con las patrullas policíacas.
Su mulata mujer, de belleza espantada por las desilusiones, a diferencia de los hijos, que saltaban de alegría, como una manada de alucinados primates, no estaba del todo conforme, pues el auto era negro y ella deseaba que fuese blanco, pero al fin y al cabo, contagiada de la felicidad de los muchachos, también se contentó.
Entrada la noche, don Mariano se vistió lo mejor que pudo, se colocó una cachucha para ocultar la calva, y abordó su automóvil, partiendo rumbo a la ciudad, para lo cual habría de recorrer unos diez kilómetros de oscura carretera. Le parecía estar viviendo el sueño más feliz de su vida.
Pero la felicidad iba a durarle muy poco.
En el trayecto sufrió una gran decepción, pues todo lo del vehículo funcionaba a la perfección, menos las luces, tan opacas, que no le permitían ver el pavimento, haciendo que el carro se maltratara al caer bruscamente en las grietas, impactara obstáculos y chocara de refilón en los barrancos.
Ante tal situación, don Mariano, desilusionado, decidió regresar a su casa.
Al día siguiente, muy temprano, se apareció ante el vendedor de autos, con la cara atravesada de ira.
--Mire señor --le dijo en tono grave--.    
Todo funciona a la perfección. Lo único malo que tiene el carro, es la iluminación pésima. ¡Esos faroles no alumbran nada!
El cinico vendedor de autos, pálido y de marcada ambición en su rostro, muy gentilmente, le pidió excusas, a la vez que se sujetaba la cabellera con los lentes de sol por encima de la frente.
--Si es tan amable, don Mariano, puede acompañarme a la tienda de repuestos
--propuso--. Compraré las mejores luces para su auto! ¡Usted lo merece! Quiero que sea testigo, pues a mayor transparencia,  más amistad.
Don Mariano aceptó y fueron juntos a la tienda de repuestos. El vendedor de autos, como no quería que su dealer se desacreditara, dispuso que al automóvil de don Mariano se le instalase el mejor sistema de luces del mercado.
Muy conforme, don Mariano se marchó, ansioso de que anocheciera, para probar las luces nuevas.
A eso de las diez de la noche, en medio de una espesa oscuridad, por segunda vez, tomó la carretera, pero el problema persistía, pues a pesar de las luces encendidas, si algo se veía, era porque ya se había acostumbrado a guiar a tientas.
Luego de mascullar todas las maldiciones del mundo, se fue a su casa aburrido, y tan pronto como amaneció, sin haber podido dormir debido a la desilusión, llegó resoplando ante el vendedor de autos.
--Aquí estoy de nuevo, señor vendedor
--le dijo, en tono airado--. ¡Mire!, ¡ahí está su auto! ¡Devuélvame mi dinero cuanto antes! ¡Al demonio con el maldito negocio! ¡Las luces del automóvil no funcionan!
El vendedor lo miró sin hallar que hacer ni que decir. En sus muchos años en el oficio, nunca había tenido una situación así.
--Está bien don Mariano --dijo por fin, amablemente el vendedor--. Nueva vez le pido excusas por las tantas molestias que le hemos causado. Descartamos que el problema sean las luces, pues delante de usted, le han sido colocadas las mejores y se le han sustituido los faroles. Dispondré una nueva revisión completa al sistema eléctrico del auto, y le daremos respuesta satisfactoria en el menor tiempo. Si hemos de anular el negocio, no habrá ningún problema.
Al rato, luego de realizar el chequeo completo, comprobando lo perfecto del sistema eléctrico y por si acaso, la limpieza de los faroles, el maestro electricista, intrigado, le propuso a don Mariano probar juntos durante la noche el funcionamiento de las luces, en la misma carretera, para averiguar con sus propios ojos lo que pasaba.
Vendedor y comprador estuvieron de acuerdo. Si las luces no funcionaban, le sería recibido el auto y devuelto el dinero.
A las diez de la noche, el electricista automotriz, negro y delgado como un poste chamuscado, llegó a la casa de don Mariano, quien lo esperaba en el estacionamiento. El estruendo de la motocicleta en que andaba, había anunciado su llegada desde varios kilómetros.
--¡Vamos!, si me permite, yo conduzco su automóvil
--le dijo--. ¡Así el trabajo me resultará más seguro!
Don Mariano aceptó en silencio, entregándole la llave, y se acomodó a su lado, mientras éste accionaba los pedales y el volante del automóvil.
El auto cruzó el patio de la casa ampliamente iluminado, tomando la oscura carretera, a velocidad regular, esquivando todo tipo de obstáculos, sin ningún tropiezo. Pero inexplicablemente, don Mariano, víctima de pánico, trataba en vano de ver la carretera, al tiempo que intentaba hacer detener la marcha.
--¡Mire cuidado! --gritaba--. ¡No se ve nada hacia adelante!, ¡vamos a estrellarnos! ¡Deténgase! ¡Estas luces tampoco funcionan!
Por su parte, el electricista automotriz, sin inmutarse, lo apartaba con una mano, continuando al volante, viendo la carretera tan iluminada por las luces del automóvil, como un estadio de béisbol, o como si fuese de día, satisfecho no tan sólo de su trabajo, sino también, de haber descubierto el grave problema oftalmológico de don Mariano.

Fin

Autor:

Armando Pérez M.,
República Dominicana.

CIEGOS DE AVARICIA

CIEGOS DE AVARICIA
(Cuento).
     Cada vez que la vieja pasaba, todos se burlaban del perro flaco, coludo y cabezón que la acompañaba. Durante años, por más perros que las manadas de perros callejeros azuzados por muchachos y borrachos le mataban, ella siempre se resignaba adoptando otro parecido, al que bautizaba con igual nombre.
     Hasta que un día, uno de los azuzadores, a quien ya ella tenía mal mirado, de un modo despectivo, le preguntó que dónde había encontrado ese perro tan raro y que miraba como tan despreocupado.     
     --Cualquiera se engaña --se limitó la vieja a contestar.
     Luego, mientras encendía la pipa, lo miraba a intervalos con sus ojos semi ocultos entre las cuencas, y aunque lo odiaba demasiado, trataba de disimular.
     --¡Búsquese todos los perros de por aquí! --le dijo intempestivamente la vieja--. ¡Para que echemos una pelea!
     Los ojos del azuzador se agrandaron de la sorpresa y se quedó mudo, mientras ella lo escudriñaba desafiante, aguardando la respuesta.
     --¿Pero... será una sola pelea de su perro con todos los otros? --preguntó el hombre, dudoso, a modo de respuesta.
     El sujeto del bajo mundo, descuidado, cuya respiración era una avalancha de alcohol y tabaco, esperó impaciente la respuesta de la flaca y arrugada vieja, quien para desconcertarlo, hizo una pequeña pausa antes de responderle.
     --Jajaja, el pleito será igual a los otros
--contestó la vieja, luego de varios malos pensamientos--. ¡Todos contra uno!
     Su pícaro rostro era como máscara de bruja, ensombrecido por la sed de venganza, y su risa confundía al tipo, quien tras reponerse ligeramente de la intriga, aceptó burlón, marchándose con una mueca de sonrisa endemoniada estampada en su rostro maldito.
    --¡Nos veremos en la calle principal!
--voceó de lejos.
     El malicioso azuzador caminaba, mientras pensaba levemente en que, días antes la vieja llevaba su perro atado con una débil cuerda, y ahora, a pesar de que el animal se notaba más arruinado, lo sujetaba con esa gruesa cadena, pero su mente de borracho ya no le permitía concretar juicios de valor y se olvidó del asunto.
     Así que el hombre se consiguió como treinta perros; todos los que pudo encontrar en el barrio, entre ellos de las razas pitbull, pastor alemán, guardián, y otras, bravísimos, acostumbrados a las peleas.
   Cada dueño acudió con su perro a la cita, donde ella esperaba, fumando tranquila su pipa. Echado a su lado, el inseparable, tranquilo y delgado perro de cabeza muy grande y cola larguísima.
     Era un montón de huesos sarnosos, de pelos sucios desaliñados.
     Algunos de los que acudieron, al ver a la insignificante vieja, tanto como su pobre perro, iban a marcharse pensando que la pelea entre tantos perros bravos con ese embeleco, no tendría sentido, ni la vieja dinero para las apuestas.
     --Vieja loca --decían.
     La anciana, que había vendido todo lo que tenía preparándose para la pelea, metió una flaca mano en el bolsillo de su falda, sacando un gran fajo de billetes, animándolos a las apuestas, sacudiendo el dinero ante los ojos de los apostadores, mientras giraba sobre sus pasos.
     El rubio sol de las tres de la tarde era calmado por la cálida brisa que, le estampaba las ropas andrajosas a su figura de edad infinita y le alborotaba el cabello blanco, dándole un aspecto misterioso.
     Algunos que ya iban lejos con sus perros feroces, se devolvieron y formaron un círculo al que se sumaron cientos de curiosos.
     Cuando todo estaba listo, seguida de su imperturbable y extraño perro, se introdujo hasta el centro.
     A pesar de lo triste e insignificante del raro perro, extrañamente, todos los de raza que con él competirían, se pusieron muy nerviosos.
     Era indudable que le temían, queriendo huir del lugar, pero sus dueños, por más que miraban a ese enclenque, sin notar la diferencia entre éste y sus perros comunes y corrientes, ciegos de avaricia por obtener el, dinero de la vieja, no advertían el peligro, sujetándolos con fuerza, para que no escapen.
     A la cuenta de tres, todos los perros fueron liberados por sus dueños. Pero al verse sueltos, hasta los de mejor raza, huyeron gritando despavoridos, tratando de esconderse en cualquier lugar.
     --¡Al ataque! --gritó la vieja.
      Su voz espeluznante, fue diluida por el murmullo de la multitud y por los gruñidos nerviosos de los perros.
     Entonces, parsimonioso, el perro raro persiguió a los muchos otros, por todas partes, sin inmutarse ni ponerse demasiado furioso, haciéndolos pedazos con simples mordiscos, en pocos minutos.
     Los perseguía implacable hasta el interior de las casas, cuyos dueños asustados se trepaban en los caballetes, y los sacaba a sacudiones de las casetas improvisadas de los buhoneros, de los callejones y de las letrinas, mientras la mayoría de los curiosos miraban encaramados en las azoteas.
     Luego, a regañadientes, víctimas de pavor, los dueños de los perros eliminados de manera misteriosa, incrédulos, no tuvieron más remedio que pagar a la vieja las apuestas, a la vez que algunos tunantes amontonaban los cuerpos inertes. Los apostadores la miraban con odio y ganas de matarla, pero ante el extraño y temible perro que veían le acompañaba, la dejaban en paz, mientras ella se alejaba, contando el dinero ganado, satisfecha por la buena idea que había tenido, de afeitar y disfrazar a su león.

Fin

Autor:
Armando Pérez M.
República Dominicana.

segunda oportunidad

"Siempre hay una ".

Una mujer sufrió un paro cardíaco; casi a punto de morir, un ángel se presentó ante ella para decirle, que evaluando sus buenas acciones y sus errores no podía entrar al cielo, y le propuso permitirle estar en la tierra unos días más, hasta lograr cumplir con las buenas acciones que le faltaban. La mujer aceptó el trato y regresó a su hogar junto a su esposo. El hombre no le dirigía la palabra porque hacía tiempo que estaban peleados.
Ella pensó: Me conviene hacer las paces con este hombre. Está durmiendo en el sofá, hace tiempo dejé de cocinarle. Él ahora plancha su camisa para ir a trabajar. Intentaré... darle una sorpresa.
Cuando el hombre salió de casa, ella planchó su camisa favorita y la colgo con primor, preparó una deliciosa comida, puso flores en la mesa, colocó los viejos candelabros con velas rojas, y escribió una nota que puso en el sofá, la cual decía:
Creo que puedes estar más cómodo durmiendo en la cama que fue nuestra. Esa cama donde el amor concibió a nuestros hijos, donde tantas noches los abrazos cubrieron nuestros temores y sentimos la protección y la compañía del otro. Ese amor aún con vida, nos espera. "Si puedes perdonar todos mis errores, allí nos encontraremos".
Tu Esposa, que te ama.
.
Cuando terminó de escribir el último renglón “Si puedes perdonar todos mis errores", pensó: ¿me he vuelto loca?, ¿yo voy a pedirle perdón? cuando fue él quien empezó a venir enojado de la calle, cuando lo echaron de la fábrica y no conseguía trabajo. Yo tenía que arreglarme haciendo malabares, y todavía tenía que soportar su ceño fruncido. Él empezó a beber, y confinado al sillón, exigía silencio a los niños que sólo querían jugar. Él empezó a gritarme cuando yo le decía que así no podíamos seguir, que yo necesitaba dinero para mis hijos. Él lo arruinó todo; y ahora... ¿yo tengo que pedirle perdón?
Enfurecida rompió la carta. Pero en ese momentos escuchó la voz del ángel que decía:
"Recuerda: algunas buenas acciones, y alcanzarás el cielo, de lo contrario no podrás entrar".
La mujer pensó: ¿Valdrá la pena lo que estoy haciendo?, rehizo la carta, agregando aún más palabras cariñosas.

“Perdoname mi amor, no supe comprender entonces, no supe ver tu preocupación al quedarte sin empleo luego de tantos años. ¡Debiste haberte sentido tan mal!
Recién ahora recuerdo tus sueños de... “Cuando me jubile... ”. ¡Cuántas cosas querías hacer al jubilarte!.Y yo pude haberte impulsado a que las hicieras en lugar de obligarte a aceptar estar todo el día sentado en ese taxi.
Ahora recuerdo aquella noche de locura, cuando rompí las cartas de amor que habías escrito para mí, y le prendí fuego a todas las telas de los cuadros que pintabas. En ese momento me enfurecía verte  encerrado en ti mismo, y gastando el último dinero en pomos de pintura para nada. Debí haberte impulsado a vender esos cuadros. Eran realmente hermosos. Comprende, yo también estaba desesperada, yo también me sentía insegura sin el salario de la fábrica y no supe ver tu preocupación, tu dolor, tu miedo y frustración.
Perdóname por favor, te prometo qué de hoy en adelante, todo será diferente.
Tu esposa, que te ama.
.
Cuando el marido regresó de trabajar, al abrir la puerta notó algo distinto: un olor delicioso a comida, las velas en la mesa, su música favorita sonando suavemente, y la nota en el sofá. Cuando la mujer salió de la cocina con la fuente en la mano, lo encontró tirado en el sillón llorando como un niño. Dejó la fuente, corrió a abrazarlo y no necesitaron decirse nada, lloraron juntos, él la alzó en sus brazos y le dio un tierno beso. Luego comieron la exquisita comida que ella había preparado, y rieron felices mientras recordaban anécdotas graciosas de los niños haciendo travesuras en la casa.
Después, él la ayudó a levantar la mesa, como siempre lo hacía.
Mientras ella lavaba los platos, vio por la ventana, qué en el jardín estaba el ángel. Salió llorando y le dijo:
¡Por favor ángel! intercede por mí. No quiero a este hombre sólo en este día, necesito un tiempo más, para poder impulsarlo a que vuelva a pintar sus cuadros. Te prometo que en poco tiempo, él estará feliz y seguro, y yo, podré ir donde me lleves. El ángel la miró y dulcemente le contestó:
No tengo que llevarte a ningún lado, ya estás en el cielo, te lo has ganado. Recuerda el infierno donde has vivido y nunca olvides que el cielo siempre está al alcance de tu mano.
En ese instante, la mujer escuchó la voz de su marido, que le decía:
“Mi amor, hace frío, ven a acostarte mañana será otro día.
Sí, pensó ella, gracias a Dios, mañana será otro día.

4.5.19

Un Pálido Punto Azul

En 1990 el Voyager 1 –lanzado en 1977– tomó desde un lindero del Sistema Solar, a pedido del científico Carl Sagan, la famosa fotografía de la Tierra que aquí se reproduce, titulada en inglés “Pale blue dot” (“Punto azul pálido”). Unos años después, Sagan reflexionó sobre esta imagen.

------------------------------------

Mira ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestro hogar. Eso somos nosotros. Ahí ha vivido todo aquel de quien hayas oído hablar alguna vez, todos los seres humanos que han existido. La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones seguras de sí mismas, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cada cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y cada campesino, cada joven pareja enamorada, cada niño esperanzado, cada madre y cada padre, cada inventor y explorador, cada maestro moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y cada pecador en la historia de nuestra especie vivió ahí: en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol. La Tierra es un muy pequeño escenario en una vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos generales y emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueldades cometidas por los habitantes de un lugar del punto sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra parte del punto. Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, cómo de fervientes son sus odios. Nuestros posicionamientos, nuestra supuesta importancia, el espejismo de que ocupamos una posición privilegiada en el universo … Todo eso lo pone en cuestión ese punto de luz pálida. Nuestro planeta es un solitario grano de polvo en la gran penumbra cósmica que todo lo envuelve. En nuestra oscuridad —en toda esa inmensidad—, no hay ni un indicio de que vaya a llegar ayuda desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos. Dependemos sólo de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Colonizar, aún no. Nos guste o no, en este momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos. Se ha dicho que la astronomía es una experiencia de humildad, y yo añadiría que también forja el carácter. En mi opinión, no hay mejor demostración de la locura que es la soberbia humana que esta distante imagen de nuestro minúsculo mundo. Para mí, recalca la responsabilidad que tenemos de tratarnos los unos a los otros con más amabilidad y compasión, y de preservar y querer ese punto azul pálido, el único hogar que jamás hemos conocido.

Carl Sagan (9 de noviembre de 1934 – 20 de diciembre de 1996).

KC
Sin duda, uno de los mejores textos que se han escrito sobre la realidad cósmica de la existencia. Corto, preciso, descriptivo, realista y directo. Debería ser de “obligado” estudio en todas las escuelas que realmente quieran formar alumnos con criterio…

25.4.19

 SI NO LEES ES DIFÍCIL QUE PUEDAS PENSAR BIEN

SI NO LEES, NO SABES ESCRIBIR, Y SI NO SABES ESCRIBIR, NO SABES PENSAR

LIBROS

POR: ALEJANDRO MARTÍNEZ GALLARDO- 10/22/2016

 
   
 

ES ASÍ DE CONTUNDENTE.

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Hoy todos escriben, todos quieren expresar sus sentimientos y opiniones, pero, ¿quién lee? En cierta forma la lectura es una actividad superior a la escritura; sólo podemos escribir con el lenguaje que hemos adquirido leyendo. La lectura es la materia prima de la escritura y la posibilidad de crear una obra que tenga belleza y profundidad o simplemente claridad, se basa en las lecturas que hemos hecho y lo que hemos aprendido de otros autores (sus palabras se vuelven las nuestras, se mezclan con nuestros pensamientos y experiencias). Así se destila la escritura, como una refinación del pensamiento no sólo personal, sino del tiempo mismo.

Para muchas personas es más atractivo escribir, tiene más glamour –algo que quizás se deba a la inmadurez y al egoísmo–, pero grandes escritores nos dicen que la felicidad en realidad está en la lectura. Borges es especialmente fértil en este sentido: "la felicidad, cuando eres lector, es frecuente". Y la célebre: "Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído". 

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Hay una frase contundente, que si no mal recuerdo es de Juan José Arreola, "Si no lees, no sabes escribir. Si no sabes escribir no sabes pensar". Una sencillez aforística que debe ser el fruto de la labor intelectual de un buen lector. 

Edmund Husserl escribe en su Lógica formal y Lógica trascendental: "El pensamiento siempre se hace en el lenguaje y está totalmente ligado a la palabra. Pensar, de forma distinta a otras modalidades de la conciencia, es siempre lingüístico, siempre un uso del lenguaje". Así que si no tenemos palabras, si no tenemos lecturas en nuestra memoria que enriquezcan nuestro lenguaje, nuestro pensamiento será muy pobre. Las personas toleran no ser buenos lectores, pero si se les dice que no saben pensar, esto lastima su orgullo y, sin embargo, una condiciona a la otra. Así, la lectura es una herramienta de desarrollo fundamental. Y donde mejor se desenvuelve esta herramienta es en los libros, no en los pequeños artículos que dominan la circulación de la Web; el encuentro con el lenguaje merece un espacio de concentración –el medio es también el mensaje–, un encuentro a fondo con la mente de un autor que puede haber muerto hace cientos de años pero que vive, al menos meméticamente, en el texto que se trasvasa a nuestra mente. 

Podemos también preguntarnos si es que existe o no la conciencia sin el lenguaje. Aunque una primera lectura de las filosofías de la India parecería indicar que para los pensadores que nos dieron el yoga y la meditación, la conciencia existe más allá del pensamiento lingüístico (que es, de hecho, todo lo que existe), como ocurre en los estados de absorción meditativa (jñanas), también se debe notar que en el hinduismo el universo es generado a partir de la letra A del sánscrito, de la cual también se deriva la sílaba creadora OM. Posteriormente, en el budismo tibetano la letra A del alfabeto tibetano (parecida a la A del sánscrito) es también considerada una especie de fuente cósmica creativa, y se representa como emanando los cinco elementos en un thigle (bindu en sánscrito). Tenemos por supuesto la cábala, donde el universo entero es lo que se produce cuando se pronuncian los nombres divinos; la letra Aleph, tiene suprema importancia (como exploró Borges en su cuento, donde el Aleph es justamente como una especie de thigle o punto donde se encuentra la totalidad del universo). Sin embargo, el mundo es creado con la letra Bet, con la palabra Bereshit, que David Chaim Smith traduce no como inicio, sino algo así como "inicialidad" (beginingness), para denotar la constancia de la creación, un acto perenne que no ocurre en el pasado, sino en el presente. En suma, el mundo se crea con la palabra y esto es así no sólo en una visión esotérica o religiosa de la realidad, lo es en nuestra vida cotidiana: sólo alcanzamos a distinguir las formas una vez que tenemos los nombres.

De cualquier manera queda claro que la lectura como surtidor de las palabras que animan nuestra conciencia es un aspecto esencial de lo que es un ser humano que piensa el mundo. Podemos existir sin pensar, y a veces el pensamiento se convierte en un ruido que enferma la mente, pero en el pensamiento, con el poder de la palabra, tenemos una potencia divina. Como escribió Hölderlin:

Sin embargo, nos compete, bajo la tormenta de Dios,

Oh poetas, erguidos y con la cabeza descubierta,

Asir con nuestras propias manos el rayo de luz del Padre,

Y pasar, envuelto en canción, ese regalo divino a la gente.

 

Twitter del autor: @alepholo

 

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ESTOS SON LOS LIBROS Y AUTORES FAVORITOS DE ALAN MOORE

LIBROS

POR: PIJAMASURF - 10/22/2016

 
   
 

ALAN MOORE REVELÓ AL "NEW YORK TIMES" SUS LIBROS Y ESCRITORES PREDILECTOS

Alan Moore acaba de anunciar que dejará de hacer cómics para dedicarse de lleno a escribir y a proyectos de largo aliento (como su monumental novela Jerusalén). Ya en este plan de novelista, el New York Times logró sacar del famosamente elusivo escritor una lista de libros y autores favoritos.

La lista de autores que Moore dice preferir o tener en la mente actualmente son:

Thomas Pynchon; Robert Coover; Neal Stephenson; Junot Díaz; Joe Hill; William Gibson; Bruce Sterling; Samuel R. Delany; Iain Sinclair; Brian Catling; Michael Moorcock (actualmente está escribiendo Whisper Swarm, una genial trilogía); Eimear McBride; el siempre extraordinario Steve Aylett y en particular su indispensable y silenciosamente radioactiva Heart of the Original; Laura Hird; Geoff Ryman; M. John Harrison;  la guionista Amy Jump... 

Claramente, Moore tiene una especial afición por la ciencia ficción, lo cual es predecible tomando en cuenta la temática de sus cómics. Sorprende que Moore haya apenas descubierto a David Foster Wallace, pero se muestra honestamente impresionado. "El último libro verdaderamente grande que leí debe ser Infinite Jest, de David Foster Wallace. Ésta fue mi primera experiencia leyendo la obra de Wallace, hace un par de meses y creo que no hay nada en la novela que no me impresione". El libro que está por leer, según Moore, es la novela póstuma de Wallace, The Pale King.

A esta lista Moore agrega que durante la escritura de su novela leyó a Ian Sinclair, incluyendo su geniales Ghost MilkAmerican SmokeBlack Apples of Gower, también The KLF: Chaos, Magic and the Band Who Burned a Million Pounds, de John Higgs, y del mismo autor Stranger Than We Can Imagine; de Zizek, The Year of Dreaming Dangerously. Resalta también su conexión perenne con Lovecraft y William Blake, autores con los que tiene una conexión no sólo literaria, sino espiritual.

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Enriquezca su vocabulario

Por Felipe San José G.

La lengua Española es tan rica que una persona culta no utiliza, en sus conversaciones cotidianas, más del uno por ciento de su caudal. Ampliar el vocabulario personal es enriquecerse intelectualmente. ¿ Sabe usted lo que significan las palabras que aparecen aquí? Si tiene dudas consulte las respuestas que se les daré posteriormente.
El día 25 de abril en la noche.

1) efluvio A: emanación. B: lluvia.
C: corriente de un río. D: olor.

2) dilucidar A: desintir. B: lucirse.
C: dividir. D: aclarar.

3) estera A: abono. B: llanura estéril.
C: especie de tapete. D: pantano.

4) talante A) disposición personal. B:
enojo. C: equilibrio. D: viene humor.

5) sórdico A: ensordecido. B: miste-
rioso. C: sucio. D: opaco.

6) estertor A: grito agudo. B: brillo.
C: respiración anhelosa. D: medida.

7) farfullar  A: machacar. B: hablar
atropelladamente. C: hacer gárgaras.
D: trampear.

8) quevedos A: chistes escatológi--
cos. B: ingeniosidades. C: ciertos tipo
de anteojos. D: poemas satíricos.

9) tocón A: especie de laúd. B: parte
del tronco de un árbol. C: prominen--
cía. D: tope.

10) solazarse A: tomar placeres. B:
exponerse al sol. C: quedarse aislado.
D: revolverse.

11) sima A: parte más alta. B: pro-
fundidad. C: separación. D: vasija
para guisar.

12) parco A: detenido. B: moderado.
C: introvertido. D: aprovechado.

13) apabullar A: sacudir. B: dejar de
lado. C: apagar. D: aplastar.

14) tejemaneje A: enredos. B: tejido
grueso y resistente. C: manipulación.
D: urdimbre.

15) cornisa A: cuernecillo. B: voladi-
zona. C: encornadura. D: malicia.

16) ristra A: arrastre. B: lanza. C:
armadura. D: cuerda.

17) batiburrillo A: burro joven. B:
mezcla incongruente. C: ruido con-
fuso. D: batida.

18) prebenda A: curación. B: privile-
Gio. C: desgracia. D: herencia.

19) bruñir A: aserrar. B: desempolvar.
C: sacar brillo. D: achatar.

20) fárfara A: paño de seda. B: telilla.
del huevo. C: confusión, desconcierto.
D: fosforescencia.

19.4.19

Pillé a mi mujer con otro

cuando volví del trabajo, en mi departamento. No me vieron. No hice nada, me di la vuelta y me fui a mi auto, como un zombie. Comencé a correr a 110 km/hr, y aumentaba. Una nebulosa en mi cerebro, adelanté dos autos, un bus, un camión, y la moto encima, me concentré en aquel tipo, no vi la curva, choqué y di varias vueltas en el aire. Familia, llanto, pacos, ambulancia, taco… y acá empieza todo.
Al tiempo, en casa de mi mamá, en estado vegetal, encerrado en mi propio cuerpo, no podía salir de allí. Me alimentaban, me cagaba, me mudaban, y me hablaban. Días, semanas, meses. Escuchaba todo pero no podía responder.
Al principio me visitaban constantemente, pero con el tiempo cada vez mas solo. Como siempre mi madre, mi fiel acompañante, mi esposa se fue con aquel.
Hasta que un día, me visitó una amiga de mi tía, que llegó con rosas, y comenzó a hablarme:

- Mi niño, tengo unos problemas económicos gigantescos, no sabe cómo me encantaría sacarme la lotería. Su madre me dijo que usted era muy buena persona cuando estaba sano… en una de esas me echa una manito.

Claro… ahora se trataba de que yo le hacía mandas a la gente. Pero increíblemente, después de unas semanas mi mamá encendió el televisor en mi habitación, y se escuchaba la misma voz de aquella señora en una entrevista.

- Quiero dar agradecimiento a Sebastián, más conocido como Chalito, él fue quien hizo el milagro, ahora soy rica gracias a él.

Yo no tenía nada que ver, pero mi madre estaba contenta, porque aquella señora le regaló mucho dinero con el que arreglaron la casa, cambiaron mi cama, e incluso contrataron a una enfermera. El asunto, es que esto no terminó allí, siempre llegaba alguien nuevo para pedirme favores.

- Chalito, a mi hija la van a operar, que salga todo bien.
- Chalito, se perdió mi perro, ayúdame a encontrarlo.
- Chalito, la siembra anda mala ¿Por qué no haces que llueva un poquito?

No sé si todas las peticiones se habrán cumplido, pero tengo la sensación de que la mayoría sí, porque la gente volvía para pedir penitencia, incluso aquel hombre que me pidió que lloviera llegó con las rodillas ensangrentadas de tanto arrastrase.
Mi nombre se hizo popular, y yo estaba cada vez mas lleno de rosas, peluches, dinero y tantas cosas más sin hacer nada.
Pero un día, alguien apareció con voz quebrada, como si el mundo se fuese a acabar.

- Hola Chalito, vine como todo el mundo a pedirte un favor. No vengo por dinero, ni por salud… en realidad no sé que es.

Aquella mujer me tomó de la mano y sentía sus lágrimas caer en mis dedos.

- Mi hija tiene doce años. Se llama Estefanía, muy linda ella, lo más hermoso que me ha tocado en la vida. Su padre nos abandonó hace muchos años, así que solo somos nosotras dos, y tengo miedo de perderla.

Pensé que se trataba de un cáncer, o de otra enfermedad terminal.

- Hace unos meses ella comenzó con molestias en su espalda, bien fuertes, pensé que se trataba de una tortícolis o algo por el estilo. Pero en las noches ella comenzó a gritar porque los dolores eran insostenibles. La llevé al médico y no le encontraron nada, pero bañándola, comencé a ver que tenía cicatrices, rasguñones y moretones, como si alguien abusara de ella. Pensé que en el colegio alguien la maltrataba, hablé en dirección, con profesores y mi hija siempre me dijo que allá nadie le hacía nada… y así era, yo mismo lo comprobé, todas sus compañeras la quieren mucho. Hasta  que hace unos días el asunto complicó… no sé como contar esto, pese a que tu no me puedas responder, y ni siquiera sé si me estás escuchando.

Casi siempre solía hacer oídos sordos a todo el mundo, porque me aburrían con sus historias… pero ella me tenía bastante expectante.

- Dice que el diablo está con ella. Que él la golpea, y que no la deja en paz. Llamé a sacerdotes, pastores, lo que te puedas imaginar… pero todos han terminando huyendo de ahí porque algo los empuja. Yo misma lo he visto, en un principio tuve miedo de él… pero ya no, soy capaz de hacer cualquier cosa para enfrentarlo. ¿Sientes mi brazo? Esos son rasguños que he recibido cuando he estado con mi hija. No quiero llevarla al doctor, porque la llevarán a un psiquiátrico y terminará… bueno… muerta… y no quiero. Ayúdame. Sé que haces milagros, ya no sé qué más puedo hacer, e intentado de todo… te lo suplico. Te prometo que si la salvas te doy mi vida, esa será mi penitencia… pero ayúdala, por favor.

Se marchó, y mi mente en silencio. Pasaban todos a pedirme favores… pero estaba solo yo y mi oscuridad, pensante por aquel asunto. No podía hacer nada… o eso creí.

Dormí, de pronto me levanté y vi mi cuerpo en la cama. Salí de la habitación y me encontré a mi madre durmiendo en el sillón mientras la luz del televisor le alumbraba la cara. Caminé, y boté sin querer un vaso que se encontraba en la mesa. Mi vieja despertó asustada, luego se levantó y se fue a acostar. Cerré los ojos, y esta vez me encontraba en la calle, me di cuenta que podía teletransportarme solo pensando en el lugar donde quería estar. Vi a otros caminar como yo, pero todos nos ignorábamos, como si también tuviesen que cumplir una petición en corto plazo. Cerré los ojos, y me concentré en la energía, y escuchaba las voces… hasta que sentí el grito horrible, abrí los ojos y estaba dentro de una casa. Un fuerte olor a azufre, a desagüe y un llanto que no se detenía

- ¡Deja a mi hija!
- ¡Mamá! ¡Ayúdame! ¡Me quiere llevar!

Entré a la habitación de Estefanía, y observé a aquella cosa tirándole el pelo, levantándola de la cama. La mujer intentó acercarse a lo que sus ojos era invisible, pero la lanzó bastante lejos. Luego, aquel demonio soltó a la niña, y me miró a la cara. Comenzó a mostrarme sus dientes de perro, y yo, en silencio comencé a acercarme.

- Im 'vestri mom reginam vult opprimere,
- Déjala, no te tengo miedo
- Et posuit in ano est ipsum colem fluit et cruentatur

Por alguna razón entendía el latín, me amenazaba con vejámenes que le haría a mi madre. Sus ojos brillaron y la habitación cambió por completa, vi a mi ex mujer acostada con aquel tipo. Ella en cuatro, gimiendo por la excitación mientras este le golpeaba las nalgas. Me daba vuelta para no ver más, pero seguían allí, podía verlos siempre, no importaba donde lanzara mi mirada, cerrar los ojos también daba igual.

- ¡No… eso ya pasó… sé que eres tú!

Hasta que al fin se dignó a enfrentarme.

- ¡¿Qué quieres?! ¡Ella es mía! ¡Vete de aquí, vuelve a tu cama!
- ¡No me voy a ir, déjala!

Mostró nuevamente sus dientes, como si la fuese a morder.

- Tú no eres el diablo.
- ¡Si, lo soy!
- Si lo fueses no tendrías miedo de mi. Eres igual que yo.
- ¡Mentira!

Cerré los ojos, y lo encontré. Hospital… un tipo vegetal, abandonado entre varios más, como él. Se veía arrugado, como si le quedara poco tiempo de vida.

- Aquí estás. Tú debes ser el padre de Estefanía.

Miré hacia atrás, y su alma venía corriendo, enfadado a atacarme. Lo desconecté. Su alma me empujó y caí. En el techo del hospital se abrió una luz roja parecida al de una nube, lo consumió.
Volví a la habitación de Estefanía, su madre llorando, despidiéndose de ella, diciéndole que ahora cumpliría la manda.

De pronto comencé a verme en el día del accidente. Familia, llanto, pacos, ambulancia, taco… Mi corrida a 110 km/hr, pero esta vez la velocidad disminuía. Ya no veía aquella nebuloza en mi cerebro. Los buses, camiones, y aquel motociclista los veía pasar en cámara lenta. Di un respiro agitado, y sentí mis piernas. Abrí los ojos, miré el techo de mi habitación, conectado a un aparato, lleno de jeringas en todo mi cuerpo.

- ¿Hijo? ¡Cresta! ¡Hijo! ¡Dios mío santo… no puedo creerlo! ¡Enfermera! ¡Enfermera!  ¡¡MI HIJO… MI HIJO DESPERTÓ!!

Autor: El Borrador

LA CABAÑA DE LAS MONTAÑAS

(relato fantástico):
Una tranquila mañana de primavera Betty Walker salió de su casa para ir al colegio, como hacía todos los días. Pero aquel día nunca llegó a su destino, ni tampoco al día siguiente.

Alfred Scott llevaba varias semanas vigilando a Betty, con discreción y paciencia dignas del más avezado predador. Cuando por fin consiguió raptarla, la encerró en una furgoneta con la matrícula trucada y se la llevó a su cabaña.
Dicha cabaña se hallaba en una fría y agreste región de las Montañas Rocosas, lejos de los caminos transitados y a mucha distancia del pueblo más cercano. En aquel lugar las nieves eran perpetuas y había que ser un conductor muy experimentado para llegar allí, pues la única pista que llevaba a la cabaña era muy angosta y ni siquiera en pleno verano desaparecía el hielo de la calzada. Antes aquella cabaña había pertenecido a un misterioso ermitaño, cuyas posesiones se reducían a una estantería llena de latas de conserva y a unos cuantos libros tan extraños como él mismo. Un día el ermitaño desapareció sin que nunca se volviera a saber nada de él y, a falta de herederos, las autoridades decidieron subastar la cabaña. Alfred pudo comprarla por un precio irrisorio, pues solo él se interesó por aquella casucha perdida en medio de la nada.
Cuando llegó a su destino, Alfred obligó a su prisionera a entrar en la cabaña y le dijo:
-Te quedarás aquí hasta que empieces a menstruar. Luego te dejaré libre, si antes me prometes que te olvidarás de mi nombre y de mi cara.
-Sí, claro que lo prometo.
Cada uno de los dos sabía que el otro estaba mintiendo, pero así quedó la cosa.
Betty pasaba casi todo el tiempo sola en la cabaña. Alfred solo pasaba por allí de vez en cuando, para llevarle comida y forzarla a participar en toda clase de juegos eróticos. Sin embargo, nunca llegó a violarla, ni pensaba hacerlo hasta que ella llegara a la pubertad. A veces se limitaba a tocarla o la obligaba a tocarle los genitales. En otras ocasiones la hacía desfilar en bikini y con zapatos de tacón, mientras él le hacía fotos con el móvil. Eso era una tortura para la niña no solo en el plano psicológico, sino también en el físico, pues entonces el frío de la montaña mordía despiadadamente sus carnes semidesnudas y al día siguiente siempre amanecía con fiebre.
Solo en una ocasión Betty se atrevió a intentar escapar, pero acabó volviendo a la cabaña, agotada y hambrienta tras vagar durante horas por aquellas colinas perpetuamente nevadas, tan salvajes y solitarias como si se hallaran en medio del desierto. Eso sucedió después de que una avalancha le permitiera a Betty ver lo que la nieve le había ocultado durante meses: los cadáveres congelados de sus antecesoras, todas ellas asesinadas por Alfred después de que hubieran llegado a la pubertad. En el fondo, ella siempre había sabido que nunca podría marcharse de allí con vida, pero aun así aquel descubrimiento supuso un trauma para ella. Llegó a pensar que sería preferible morir de hambre y frío en el bosque a aguardar otra muerte más cruel entre las manos de su secuestrador. Pero eso lo pensó antes de saber qué eran realmente el hambre y el frío. Cuando lo supo, volvió a la cabaña con lágrimas en los ojos y se sentó junto a la chimenea apagada, sin saber qué hacer ni qué pensar. Si al menos hubiera algún cuchillo de cocina en la cabaña, hubiera podido cortarse las venas, pero ni eso.
Permaneció durante muchas horas, o quizás durante días enteros, inmóvil junto a la chimenea, hasta que finalmente llamaron su atención los viejos libros que habían pertenecido al ermitaño. En realidad, la temática de aquellos libros le parecía poco interesante, pues solo hablaban de magia y cosas por el estilo. Pero decidió leerlos, con la vaga esperanza de que le ayudaran a pensar en algo que no fuera el terrible destino que se cernía sobre ella. Entonces descubrió el manuscrito, que alguien, probablemente el ermitaño, había escondido entre las páginas del libro más grueso. A simple vista, no contenía más que un montón de letras sin sentido, escritas de forma caótica sobre un papel amarillento. ¿Tendría algún mensaje oculto? Aunque así fuera, Betty no parecía la persona más idónea para descifrarlo, pues ella no entendía nada de criptografía. Sin embargo, decidió intentarlo, sin saber por qué
Llamó su atención un signo situado al principio del texto, antes de las letras. Era algo así como I-. Betty pensó en las manecillas de un reloj que señalara las tres en punto. ¿Y si eso quería decir que de cada tres letras del texto solo debía leerse la tercera? Betty apuntó las letras que, según esa hipótesis, constituirían el verdadero mensaje del texto, pero el resultado no dio los frutos esperados. El texto apuntado por Betty parecía tan caótico y sin sentido como el original. La muchacha se preguntó si no estaría escrito en alguna lengua extranjera, pero pronto desechó esa idea, pues había demasiadas consonantes y muy pocas vocales. Más tarde se percató de que abundaba mucho la letra b, es decir, la segunda del abecedario. Dos más tres hacen cinco y la quinta letra del abecedario es la e, precisamente la más empleada en la lengua inglesa. Quizás aquel signo apuntaba efectivamente hacia el número tres, pero en más de un sentido. No solo quería decir que las letras debían leerse de tres en tres, sino que además habían sido sustituidas por otras según una pauta fija. Así, la a sería, en realidad, una d, la b una e, la c una f, etcétera. De ese modo, Betty consiguió descifrar el texto y hacerse con todos sus secretos. Así comprendió a qué se dedicaba realmente el ermitaño y en qué circunstancias había desaparecido. Su primera impresión al saberlo fue de profundo terror, pero, cuando lo hubo pensado mejor, una sonrisa se dibujó en su rostro. Era la primera vez que sonreía desde su secuestro y contaba con que no fuera la última.
Pasaron varios días antes de que Alfred volviera. Mientras tanto, Betty había tenido tiempo de leer algunos de los libros del ermitaño, gracias a los cuales había podido verificar todas las ideas y conjeturas que le había sugerido el manuscrito. Alfred entró en la casa y vio que su prisionera sonreía. Extrañado, aunque no preocupado, la saludó con estas palabras:
-Hoy te veo muy contenta, muñeca. Creo que ya le estás tomando gusto a esto de jugar con tu nuevo papaíto.
Sin dejar de sonreír, Betty le dijo en voz baja:
-Sí… papaíto. Pero hoy jugaremos a lo que yo quiera.
-¿A qué, si puede saberse?
-Para empezar, al escondite.
-Pero aquí no tienes dónde esconderte.
-Serás tú quien tendrá motivos para esconderse.
Dicho esto, Betty empezó a proferir unas extrañas palabras delante del atónito Alfred, que no entendía nada. Y aún no había tenido tiempo de comprender su significado cuando apareció aquel ser, invocado por el ensalmo que Betty había aprendido leyendo el manuscrito del ermitaño. Este también lo había invocado una vez, pero había cometido el error de no ofrecerle un alimento jugoso a su invitado… de modo que al final él mismo había sido el alimento. Pero Betty había previsto que, pudiendo elegir, aquel ser iría por el cuerpo que pudiera ofrecerle una mayor cantidad de carne y sangre, es decir, el de Alfred. Ella solo era una niña de once años, que además había perdido peso durante su secuestro. Pero Alfred era un hombre adulto, además de bastante robusto, así que fue el elegido. Tal como había dicho Betty, intentó esconderse del horror que lo perseguía. Huyó aterrorizado al bosque e intentó encontrar refugio en la espesura. Pero pocos minutos después se oyó un grito de horror y Betty supo que su secuestrador había perdido el juego. No merecía la pena ir a mirar qué había quedado de él, pues seguramente su cuerpo ya había desaparecido de este mundo, al igual que el del ermitaño.
Betty permaneció sola en la cabaña durante varias horas, mordisqueando sin apetito la comida que había traído Alfred. Luego se encaminó hacia el bosque e inició una larga marcha hacia ninguna parte. Seguramente moriría de frío cuando cayera la noche, pero eso ya no le importaba. Después de todo, si existían más personas como Alfred Scott y más seres como aquel que ella misma había invocado, este mundo no era un buen lugar para vivir.

16.3.19

El Dios de Espinoza

En sus múltiples visitas a las universidades más reconocidas de estados unidos
Albert Einstein uno de los científicos más aclamados y brillantes todos los siglos
Famoso por su teoría de la relatividad entré otras muchas proezas
Recibía constantemente la insesante pregunta que si: dios existe?
Cree ud en Dios?
El Siempre contestaba: yo creo en el dios de Spinoza...
La persona que preguntaba se quedaba en la misma
Aquí un fragmento de éste filósofo holandés

Espero que te sirva como a mí:
EL DIOS DE SPINOZA

Este es el Dios o Naturaleza de Spinoza:

Dios hubiera dicho:
"Deja ya de estar rezando y dándote golpes en el pecho! Lo que quiero que hagas es que salgas al mundo a disfrutar de tu vida.
Quiero que goces, que cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo que he hecho para ti.

¡Deja ya de ir a esos templos lúgubres, obscuros y fríos que tú mismo construiste y que dices que son mi casa.
Mi casa está en las montañas, en los bosques, los ríos, los lagos, las playas. Ahí es en donde vivo y ahí expreso mi amor por ti.
Deja ya de culparme de tu vida miserable; yo nunca te dije que había nada mal en ti o que eras un pecador, o que tu sexualidad fuera algo malo.

El sexo es un regalo que te he dado y con el que puedes expresar tu amor, tu éxtasis, tu alegría. Así que no me culpes a mí por todo lo que te han hecho creer.

Deja ya de estar leyendo supuestas escrituras sagradas que nada tienen que ver conmigo. Si no puedes leerme en un amanecer, en un paisaje, en la mirada de tus amigos, en los ojos de tu hijito...

¡No me encontrarás en ningún libro!
Confía en mí y deja de pedirme. ¿Me vas a decir a mí como hacer mi trabajo?
Deja de tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te crítico, ni me enojo, ni me molesto, ni castigo. Yo soy puro amor.

Deja de pedirme perdón, no hay nada que perdonar. Si yo te hice... yo te llené de pasiones, de limitaciones, de placeres, de sentimientos, de necesidades, de incoherencias... de libre albedrío ¿Cómo puedo culparte si respondes a algo que yo puse en ti? ¿Cómo puedo castigarte por ser como eres, si yo soy el que te hice? ¿Crees que podría yo crear un lugar para quemar a todos mis hijos que se porten mal, por el resto de la eternidad?
¿Qué clase de dios puede hacer eso?

Olvídate de cualquier tipo de mandamientos, de cualquier tipo de leyes; esas son artimañas para manipularte, para controlarte, que sólo crean culpa en ti.
Respeta a tus semejantes y no hagas lo que no quieras para ti. Lo único que te pido es que pongas atención en tu vida, que tu estado de alerta sea tu guía.

Amado mío, esta vida no es una prueba, ni un escalón, ni un paso en el camino, ni un ensayo, ni un preludio hacia el paraíso. Esta vida es lo único que hay aquí y ahora y lo único que necesitas.
Te he hecho absolutamente libre, no hay premios ni castigos, no hay pecados ni virtudes, nadie lleva un marcador, nadie lleva un registro.

Eres absolutamente libre para crear en tu vida un cielo o un infierno.
No te podría decir si hay algo después de esta vida, pero te puedo dar un consejo. Vive como si no lo hubiera. Como si esta fuera tu única oportunidad de disfrutar, de amar, de existir.

Así, si no hay nada, pues habrás disfrutado de la oportunidad que te di. Y si lo hay, ten por seguro que no te voy a preguntar si te portaste bien o mal, te voy a preguntar ¿Te gustó?... ¿Te divertiste? ¿Qué fue lo que más disfrutaste? ¿Qué aprendiste?...

Deja de creer en mí; creer es suponer, adivinar, imaginar. Yo no quiero que creas en mí, quiero que me sientas en ti. Quiero que me sientas en ti cuando besas a tu amada, cuando arropas a tu hijita, cuando acaricias a tu perro, cuando te bañas en el mar.

Deja de alabarme, ¿Qué clase de Dios ególatra crees que soy?
Me aburre que me alaben, me harta que me agradezcan. ¿Te sientes agradecido? Demuéstralo cuidando de ti, de tu salud, de tus relaciones, del mundo. ¿Te sientes mirado, sobrecogido?... ¡Expresa tu alegría! Esa es la forma de alabarme.

Deja de complicarte las cosas y de repetir como perico lo que te han enseñado acerca de mí.
Lo único seguro es que estás aquí, que estás vivo, que este mundo está lleno de maravillas.
¿Para qué necesitas más milagros? ¿Para qué tantas explicaciones?

No me busques afuera, no me encontrarás. Búscame dentro... ahí estoy, latiendo en ti".

Spinoza (Filósofo Holandés)

MENTIROSO ENAMORADO VERDADERAMENTE

:

Te puedo parecer un buen poeta, que te sorprende mi inspiración, que mi expresar es buena (+_+) y no cualquiera se expresa así. Pero te admito algo; muchas veces estoy frente a un papel, te miro, me siento inspirado y no sé qué escribir. Tu presencia junto a mi (+_+) es increíble, son magnificas(+_+) las cosas lindas que me haces sentir. Tu existencia es fantástica, que(+_+) bonito es que te hayas cruzado en mi camino, que (+_+)bonito es contigo vivir. Me considero un gran mentiroso, porque muchas veces te llamé de(+_+) "mi cielo", "mi vida", "mi princesa", "mi reina", y la verdad es que mentí. Te describí de tantas maneras, que eres tal cosa o que eres de tal forma, pero ahora con toda honestidad te digo que te mentí. Tu(+_+) eres más que la palabra "belleza", mucho más que la palabra "esplendorosa". Tú no eres increíble porque hasta esa palabra tiene definición y tú, no la tienes, eres indescriptible. Perdón por mentir, pero estás(+_+) son las palabras que contienen(+_+) mi idioma y son las que un poco te definen. Ya no quiero hablar, no me cansé, pero no quiero escribir más, este escrito no quiero finalizar con un punto final, quiero unir mis manos con las tuyas, y que mis labios pegados a los tuyos terminen...

Jonathan Reguera
Argentina

15.3.19

Video para estudiar

https://youtu.be/Emk3pyT0_GA

CAVILACIONES DIABÓLICAS

A Hernán González Herrera,
mi hijo mayor.

-I-
Desde hace tiempo había tenido el deseo de escribir un libro, donde pudiera explicar con lujo de detalles el por qué yo escribo. También para sacarme alguna que otra espina que viene molestándome desde hace algún tiempo. Pero hoy, no me explico por qué razón, he quemado parte de esos escritos. Nunca más volveré a escribir sobre política, salvo por una extrema necesidad.   Por eso, mis supuestos enemigos, los que jamás, han dejado de molestarme, los que nunca han querido que yo viva, pueden dormir tranquilos. ¿Para qué y por qué yo escribo? Escribo para ilustrarme a mí mismo, para liberarme de mis temores y  angustias y emociones. Escribo para poder morir entre los trenes que descienden de mi pobre cordillera;  para demostrar que mi alegría muere cada día sin comprender el sufrimiento de mis terribles carcajadas de púrpura. Porque no vale la pena llegar al cielo sin espinas y sin coronas de viajes oscuros. Para defenderme de mi necesitada muerte; porque tengo miedo de ser un hombre inmortal, pero estoy aquí más inmóvil que el pájaro muerto, y soy un desierto que ofrece sus sueños, el bosque gris de sus cansados pies, a la mariposa que me explique, por qué quiero que me abracen los labios crueles de la candescente lluvia.
-II-
Escribo para renunciar y existir en cada lágrima que derrama el volcán de mi malvado dolor. Para separarme del hombre cotidiano que llevo dentro de mis bolsillos. Porque sólo así puedo amar con todo el temor, la desconfianza  y el miedo silvestre, con la luz del olvido. Escribo porque a pesar de no conocer el misterio de la tristeza, hay alegría de piedra dulce en mi tristeza. Porque  quizás algún día un idiota pueda matarme, pero no podrá enterrar la esperanza vivaz de mi lúgubre corazón. Escribo porque a veces me canso de la realidad infalible que circula a mí alrededor. Para olvidar que existo, para recordar mi adolescencia escéptica, la mirada resignada del averno, para reírme del orbe donde habito, porque sólo escribiendo puedo sentirme agradecido del universo. Escribo no para pasar a la historia de los grandes hombres imbéciles y apócrifos, sino que escribo porque me da la gana.
-III-
Soy un fracasado, un deshecho y malogrado nómada y cada día me enamoro más de mis frustraciones. No soy poeta, y, sin embargo, paralizo la melancolía, y decido que el sol preñe la sombra del crepúsculo. Pero también soy loco. Me encanta ser maniático. Me fascina masturbarme el clítoris con mis pocos amigos. Me da miedo cuando alguien se me acerca y me dice que es mi amigo. Dudo, y me provoca sacar una pistola. Me tengo miedo, inclusive, a mí mismo. Por eso cada vez que salgo de viaje, dejo en mi casa, amarrado, a mi alter ego,  a mí otro yo que no soy yo. Cuando hago el amor,  creo verle el rostro a Dios. Yo adoro la beldad de la mujer y sus pasiones, y sigo adorando la poesía y sus eternidades. Muchos critican mi forma de bohemio. Mi manera de ser. Otros el hecho de que mis poemas fueron y son escritos en cantinas y bares de mala muerte. En “El Páramo” y en el bar “La Copa de Oro” que queda en La Guzmana,  nacieron muchos de mis poemas. En “El Diamante Negro” y en “El Yatay” muchas fueron las putas que jugaron con mis bolas, mientras yo me emborrachaba con el viejo Parr,  que lograba pasar de contrabando. Podría decirse que el güisqui y el cucuy de penca añejado,  han predominado  en mi escritura poética, literaria,   y  jurídica  –para bien o para mal–  y de ello no me arrepiento. El Alcohol es la única droga que consumo.  Sin embargo, solo soy adicto al amor. No hay nada como hacer el amor embriagado de licor. Levantarse de la cama, ducharse con agua bien fría y luego ponerse a leer a Baudelaire, o a  Aldous Huxley.   Si a Baudelaire lo empecé a leer muy tarde, no obstante, a Bécquer, Stevenson,  Montaigne, Pío Baroja, Tolstói, Neruda, Dostoievski, Rubén Darío, Edgar Allan Poe, los conocí a muy temprana edad. En la biblioteca de mi hermana Daybo conocí a Víctor Hugo, y a otros que nombrarlos sería un sacrilegio.
-IV-
El amor es espontáneo. He dormido y me he revolcado en tantas camas ajenas, que suicidarme, ya no me interesa.  No hay nada en el mundo que me haga pensar que soy inteligente. Me da miedo pensarlo. Porque me gusta ser más loco que cuerdo. No sufro de megalomanía. Cuando escribo, siento que el cosmos donde habito suele estar lejano y pequeño como cuando la noche engendra la flor del tiempo. No hay mejor placer que leer a Rimbaud y tomarse varios tragos de güisqui,   antes de hacerle el amor a una buena negra... Como Francois Mauriac, también yo, digo palabras indecentes. Vulgares y obscenas. Pero realmente no soy yo el que las dice. Juro que soy contrario a decirlas. Y quienes me conocen pueden dar fe de ello.  “Se dicen solas y me duele no haberlas retenido” decía el terriblemente maniático Francois Mauriac. No comprendo a la gente. Tengo amigos míos (no sé por qué me da tanto miedo pronunciar y escribir esta palabra: amigos), que dicen que soy un vicioso, porque al mes suelo –solía mejor dicho, porque desde no hace mucho me metí a sinvergüenza–  leerme unos 6, o quizás  7  libros; porque consumo güisqui  dos veces por semana;  tomo café tres veces al día, y porque escribo todas las semanas, pero por sobre todas las cosas, porque me fascinan las mujeres. Es verdad. Ya no voy a escribir ese libro que tanto estaban esperando. Considero que no vale la pena. Dejemos al mundo como está. Mientras otros viven su vida a su manera; yo escribo para transportarme por los rayos lunáticos del diamante negro. Escribo, simplemente, porque amo la vida.

3.3.19

Samanta la prostituta

[3/2 04:42 PM] Carlos Upegui: Encontré esto por ahí.
*Encuentra el error.*
[3/2 04:43 PM] Carlos Upegui: LA PROSTITUTA...
Autor: Juan Carlos Carvajal Escalante.

"Samanta, era una prostituta de gran belleza, tenía unas largas piernas, un buen trasero y unos pechos medianos, tenía una gran belleza que la hacía resaltar de las demás prostitutas. Su piel era blanca, tenía un aroma incitante al sexo. Su voz seducía y provocaba orgasmos y sueños intensos...

Un día, fui en busca de un poco de sexo y encontré a Samanta, llegamos al cuarto de un hotel. Tuvimos sexo. Yo quedé asombrado ante su inigualable pasión. Sus movimientos, su perversión y ese rostro que colocaba cuando la penetraba una y otra vez. Era como si le gustara tanto sentirlo adentro y que la tratara fuerte y con intensidad. Palabras sucias iban y venían. El sudor y los azotes inspirados por la excitación y esas ganas de no parar de 'coger'... Pero debo admitir que hubieron momentos en los que me inspiró tratarla tan suave y dulce. Momentos en los que me dejé deslumbrar por su belleza y su delicadeza propia de mujer... Lo reconozco. Todo fue muy bueno.

Días después, bajo una tarde lluviosa me sentí bastante solo. Me encontraba en mi habitación. Decidí salir y dirigirme de nuevo a aquel lugar en donde Samanta ofrecía sus servicios. Pensaba en ella. Justamente allí la encontré, le ofrecí cierta cantidad de dinero y la invité a mi apartamento. Llegamos a mi habitación y Samanta comenzó a desnudarse, pero yo la detuve. Le dije que esperara, que esa noche sólo quería platicar y tomar un poco. Quería conocerla. Ella enmudeció y se me quedó mirando a los ojos. Soltó una risa tímida y luego accedió, me empezó a contar acerca de su vida.

Ella, había nacido en un hogar disfuncional, donde su padre era alcohólico y su madre pasaba ocupada saliendo con amigos casi siempre, y prácticamente ella no les importaba en lo más mínimo; dos de sus tíos la morboseaban bajo palabras de vez en cuando atrevidas o ambiguas, la mayoría de sus primos querían estar con ella. A los 15 años había escapado de su hogar. Me comentó que los 3 únicos novios que pudo tener fueron su refugio y aprendió muchas cosas en temas sexuales de ellos. La llevaron a cumplir sus fantasías, como tríos con amigos. Todo eso sucedió entre sus 16 y 19 años. Confesó que a sus 22 años en una ocasión accedió a tener sexo con dos de sus primos al tiempo. Lograron excitarla hablando de temas íntimos luego de tanta insistencia... También me dijo que, jamás había terminado sus estudios y que siempre le había sido difícil conseguir un empleo, que había dormido varios meses en la calle y todo eso la había orillado a la prostitución. Me contó sobre los maltratos de algunos clientes, y lo repugnante que era para ella el acostarse con hombres con poca higiene, drogadictos y desquiciados.
Me dijo lo importante que sería para ella escapar de la prostitución, que ella soñaba con formar una familia, tener un lindo hogar, e incluso tener hijos. Admitió que le encantaba demasiado el sexo, que le gustaba cada momento de ello, pero que en definitiva eso no era lo que la hacía feliz. Que eso para ella terminó siendo también como una especie de droga o placebo. Me sorprendió mucho su forma de pensar, y ver todo aquello que yacía oculto dentro de esa mujer...

Salimos un par de ocasiones más, platicamos, hicimos planes de salir solo a caminar. Cada vez me asombraba más su manera de ver la vida. Sentí que me empezaba a enamorar de ella...
Pero un día, dejé de ver a Samanta por un largo período, por cuestiones de trabajo, no recuerdo muy bien si fue por dos años o más; pero de ella no volví a saber. Debo admitir que seguí pensando en ella. Me preguntaba a diario por su vida, por su destino, por cómo estaría o cómo habría pasado su día.

Una tarde, caminando por el vecindario, la encontré, estaba allí parada. Aún conservaba su belleza. Se me aguaron los ojos. A ella le brillaron. Me acerqué y sin dudarlo nos abrazamos. Fue muy emocionante aquel momento. Platicamos por un largo rato, me contó muchas cosas. Había abandonado la prostitución y había encontrado un trabajo decente; me dio su dirección y dijo que pasara a visitarla cuando tuviera tiempo... No lo dudé y le robé un beso. Volví a abrazarla y nos despedimos prometiendo volver a vernos. Eso fue un 10 de enero.

Pasó luego un mes y no podía aún ir a visitar a Samanta, tenía demasiado trabajo, así que pensé en invitarla un día antes a salir y luego terminar en su apartamento o en el mío, un 13 de febrero, para que justo el día 14 de febrero día de los enamorados cuando el reloj marcara las 12:00 AM, decirle lo que ella había despertado dentro de mi al haberla conocido, y declararle mi amor. Pedirle que se casara conmigo. Pero...

Pero... ¿Saben? Es aquí justo en este punto donde siempre suelto en llanto. Era un martes por la mañana. Ese día era 14 de febrero. Estaba en mi habitación. Recibí una llamada, era un Policía, me preguntaba cosas acerca de Samanta, pues había encontrado mi número en su agenda telefónica. Le di mis datos y le dije lo que sabía acerca de ella. Yo aún no comprendía la razón de aquellas preguntas pero presentía algo extraño. Él me dijo... Él me dijo. Me dijo que Samanta había muerto...

Perdón. Perdónenme, haré una pequeña pausa. Recordar eso me duele mucho. No me sienta bien... Lo siento...

Bien, aquí estoy de nuevo. Quiero seguirles contando. El Policía aquel me comentó mientras yo me desangraba en lágrimas, que por la noche anterior, un sujeto había llegado a su apartamento y le habría ofrecido dinero a cambio de sexo, ella no accedió y el sujeto la entró por la fuerza a su apartamento, la golpeó y abusó de ella, y después la mató. Que no había dejado pista alguna y que solo estaba su agenda telefónica. Que intentaron contactar a cada uno de esos números para dar la noticia a alguno que quizás fuera un familiar o un conocido de ella. Sospechaban de que fuera un sujeto que habría sido uno de sus clientes cuando ella era una prostituta. Me quedé sin palabras, sentí un nudo en la garganta y un fuerte sentimiento dentro del pecho. Esa vez sentía que el corazón se me partía en dos. Aún hoy siento que lo tengo partido en dos...

Como ella no tenía familiar alguno, yo fui a reclamar el cuerpo, para darle un funeral digno. Al llegar a aquél lugar, escuché a los policías decir que lo que le había pasado, ella se lo había buscado, que era una prostituta, una escoria menos para la sociedad, que bendito fuera el hombre que le había quitado la vida. Yo me llené de coraje, ellos no habían conocido a Samanta como lo había hecho yo. Ella era una mujer. Una gran mujer que había elegido mal su camino pero que quería recuperar un nuevo respiro para su vida como esa gran mujer que en el fondo siempre fue...

El día de su funeral, fue demasiado triste, no fue nadie, solo yo. Nadie le podría llorar sobre su tumba excepto yo. A nadie le iba a hacer falta, sólo a mi. Yo la miré allí dentro de aquella caja, me maldije a mi mismo por no haberla ido a visitar unos días antes. Quizá si yo hubiera estado allí ella aún estuviera con vida. Me arrepiento de no haberle dicho 'Te quiero Samanta', de no haberle dado un último beso, un fuerte abrazo. De no haberle dicho lo importante que era para mi. Ahora, ella estaba allí dentro de aquella caja. En sus labios se dibujó una ligera sonrisa, quizá porque ella supo que por fin había terminado, que al fin terminó ése infierno para ella. Quizá supo que sí había alguien que la amaba y no hubo tiempo para decirlo...

Pero... Lo que más me atormenta hoy, es que hoy me encuentre relatándoles esta historia entre lágrimas desde la cárcel. Al final, aquel que la habría matado fui yo, y todo fue solo un mal trastorno de mi mente que me llevó a hacer cosas que jamás imaginé... Realmente no era una prostituta, era mi prima, a quien por esas tantas ganas enfermas que le tenía la dibujé en mi mundo como una prostituta...

Lloro, porque siento impotencia de lo asqueroso que fue aquel amor supuesto que sentí por quien fuera parte de mi sangre, a quien de forma obsesiva y enferma anhelaba poseer y hacerla mía...

Pero, ¿saben qué? Después les seguiré contando lo que siguió pasando conmigo desde ese día... Porque ya casi es hora de tomar mi medicina... El psiquiatra me tiene bajo un tratamiento muy cansón. En el manicomio muchos dicen que estoy loco. Es curioso, solo el psiquiatra y los asistentes médicos dicen que lo estoy... Mis compañeros en cambio no."

- ¡Uff! ¡No crean, solo fue una pesadilla que les quise contar! ¡Qué extraña pesadilla! ¿Qué rara pesadilla, verdad? Bien, los dejo... Debo ir a trabajar. Mis clientes y el sexo no pueden esperar...-

Atentamente,

Samanta. La prostituta.

Wally Opina

Wally Opina es un reportaje semanal del formato Late Show con el objetivo de entretener y dar opinión acerca de los hechos políticos y de ac...