16.3.19

El Dios de Espinoza

En sus múltiples visitas a las universidades más reconocidas de estados unidos
Albert Einstein uno de los científicos más aclamados y brillantes todos los siglos
Famoso por su teoría de la relatividad entré otras muchas proezas
Recibía constantemente la insesante pregunta que si: dios existe?
Cree ud en Dios?
El Siempre contestaba: yo creo en el dios de Spinoza...
La persona que preguntaba se quedaba en la misma
Aquí un fragmento de éste filósofo holandés

Espero que te sirva como a mí:
EL DIOS DE SPINOZA

Este es el Dios o Naturaleza de Spinoza:

Dios hubiera dicho:
"Deja ya de estar rezando y dándote golpes en el pecho! Lo que quiero que hagas es que salgas al mundo a disfrutar de tu vida.
Quiero que goces, que cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo que he hecho para ti.

¡Deja ya de ir a esos templos lúgubres, obscuros y fríos que tú mismo construiste y que dices que son mi casa.
Mi casa está en las montañas, en los bosques, los ríos, los lagos, las playas. Ahí es en donde vivo y ahí expreso mi amor por ti.
Deja ya de culparme de tu vida miserable; yo nunca te dije que había nada mal en ti o que eras un pecador, o que tu sexualidad fuera algo malo.

El sexo es un regalo que te he dado y con el que puedes expresar tu amor, tu éxtasis, tu alegría. Así que no me culpes a mí por todo lo que te han hecho creer.

Deja ya de estar leyendo supuestas escrituras sagradas que nada tienen que ver conmigo. Si no puedes leerme en un amanecer, en un paisaje, en la mirada de tus amigos, en los ojos de tu hijito...

¡No me encontrarás en ningún libro!
Confía en mí y deja de pedirme. ¿Me vas a decir a mí como hacer mi trabajo?
Deja de tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te crítico, ni me enojo, ni me molesto, ni castigo. Yo soy puro amor.

Deja de pedirme perdón, no hay nada que perdonar. Si yo te hice... yo te llené de pasiones, de limitaciones, de placeres, de sentimientos, de necesidades, de incoherencias... de libre albedrío ¿Cómo puedo culparte si respondes a algo que yo puse en ti? ¿Cómo puedo castigarte por ser como eres, si yo soy el que te hice? ¿Crees que podría yo crear un lugar para quemar a todos mis hijos que se porten mal, por el resto de la eternidad?
¿Qué clase de dios puede hacer eso?

Olvídate de cualquier tipo de mandamientos, de cualquier tipo de leyes; esas son artimañas para manipularte, para controlarte, que sólo crean culpa en ti.
Respeta a tus semejantes y no hagas lo que no quieras para ti. Lo único que te pido es que pongas atención en tu vida, que tu estado de alerta sea tu guía.

Amado mío, esta vida no es una prueba, ni un escalón, ni un paso en el camino, ni un ensayo, ni un preludio hacia el paraíso. Esta vida es lo único que hay aquí y ahora y lo único que necesitas.
Te he hecho absolutamente libre, no hay premios ni castigos, no hay pecados ni virtudes, nadie lleva un marcador, nadie lleva un registro.

Eres absolutamente libre para crear en tu vida un cielo o un infierno.
No te podría decir si hay algo después de esta vida, pero te puedo dar un consejo. Vive como si no lo hubiera. Como si esta fuera tu única oportunidad de disfrutar, de amar, de existir.

Así, si no hay nada, pues habrás disfrutado de la oportunidad que te di. Y si lo hay, ten por seguro que no te voy a preguntar si te portaste bien o mal, te voy a preguntar ¿Te gustó?... ¿Te divertiste? ¿Qué fue lo que más disfrutaste? ¿Qué aprendiste?...

Deja de creer en mí; creer es suponer, adivinar, imaginar. Yo no quiero que creas en mí, quiero que me sientas en ti. Quiero que me sientas en ti cuando besas a tu amada, cuando arropas a tu hijita, cuando acaricias a tu perro, cuando te bañas en el mar.

Deja de alabarme, ¿Qué clase de Dios ególatra crees que soy?
Me aburre que me alaben, me harta que me agradezcan. ¿Te sientes agradecido? Demuéstralo cuidando de ti, de tu salud, de tus relaciones, del mundo. ¿Te sientes mirado, sobrecogido?... ¡Expresa tu alegría! Esa es la forma de alabarme.

Deja de complicarte las cosas y de repetir como perico lo que te han enseñado acerca de mí.
Lo único seguro es que estás aquí, que estás vivo, que este mundo está lleno de maravillas.
¿Para qué necesitas más milagros? ¿Para qué tantas explicaciones?

No me busques afuera, no me encontrarás. Búscame dentro... ahí estoy, latiendo en ti".

Spinoza (Filósofo Holandés)

MENTIROSO ENAMORADO VERDADERAMENTE

:

Te puedo parecer un buen poeta, que te sorprende mi inspiración, que mi expresar es buena (+_+) y no cualquiera se expresa así. Pero te admito algo; muchas veces estoy frente a un papel, te miro, me siento inspirado y no sé qué escribir. Tu presencia junto a mi (+_+) es increíble, son magnificas(+_+) las cosas lindas que me haces sentir. Tu existencia es fantástica, que(+_+) bonito es que te hayas cruzado en mi camino, que (+_+)bonito es contigo vivir. Me considero un gran mentiroso, porque muchas veces te llamé de(+_+) "mi cielo", "mi vida", "mi princesa", "mi reina", y la verdad es que mentí. Te describí de tantas maneras, que eres tal cosa o que eres de tal forma, pero ahora con toda honestidad te digo que te mentí. Tu(+_+) eres más que la palabra "belleza", mucho más que la palabra "esplendorosa". Tú no eres increíble porque hasta esa palabra tiene definición y tú, no la tienes, eres indescriptible. Perdón por mentir, pero estás(+_+) son las palabras que contienen(+_+) mi idioma y son las que un poco te definen. Ya no quiero hablar, no me cansé, pero no quiero escribir más, este escrito no quiero finalizar con un punto final, quiero unir mis manos con las tuyas, y que mis labios pegados a los tuyos terminen...

Jonathan Reguera
Argentina

15.3.19

Video para estudiar

https://youtu.be/Emk3pyT0_GA

CAVILACIONES DIABÓLICAS

A Hernán González Herrera,
mi hijo mayor.

-I-
Desde hace tiempo había tenido el deseo de escribir un libro, donde pudiera explicar con lujo de detalles el por qué yo escribo. También para sacarme alguna que otra espina que viene molestándome desde hace algún tiempo. Pero hoy, no me explico por qué razón, he quemado parte de esos escritos. Nunca más volveré a escribir sobre política, salvo por una extrema necesidad.   Por eso, mis supuestos enemigos, los que jamás, han dejado de molestarme, los que nunca han querido que yo viva, pueden dormir tranquilos. ¿Para qué y por qué yo escribo? Escribo para ilustrarme a mí mismo, para liberarme de mis temores y  angustias y emociones. Escribo para poder morir entre los trenes que descienden de mi pobre cordillera;  para demostrar que mi alegría muere cada día sin comprender el sufrimiento de mis terribles carcajadas de púrpura. Porque no vale la pena llegar al cielo sin espinas y sin coronas de viajes oscuros. Para defenderme de mi necesitada muerte; porque tengo miedo de ser un hombre inmortal, pero estoy aquí más inmóvil que el pájaro muerto, y soy un desierto que ofrece sus sueños, el bosque gris de sus cansados pies, a la mariposa que me explique, por qué quiero que me abracen los labios crueles de la candescente lluvia.
-II-
Escribo para renunciar y existir en cada lágrima que derrama el volcán de mi malvado dolor. Para separarme del hombre cotidiano que llevo dentro de mis bolsillos. Porque sólo así puedo amar con todo el temor, la desconfianza  y el miedo silvestre, con la luz del olvido. Escribo porque a pesar de no conocer el misterio de la tristeza, hay alegría de piedra dulce en mi tristeza. Porque  quizás algún día un idiota pueda matarme, pero no podrá enterrar la esperanza vivaz de mi lúgubre corazón. Escribo porque a veces me canso de la realidad infalible que circula a mí alrededor. Para olvidar que existo, para recordar mi adolescencia escéptica, la mirada resignada del averno, para reírme del orbe donde habito, porque sólo escribiendo puedo sentirme agradecido del universo. Escribo no para pasar a la historia de los grandes hombres imbéciles y apócrifos, sino que escribo porque me da la gana.
-III-
Soy un fracasado, un deshecho y malogrado nómada y cada día me enamoro más de mis frustraciones. No soy poeta, y, sin embargo, paralizo la melancolía, y decido que el sol preñe la sombra del crepúsculo. Pero también soy loco. Me encanta ser maniático. Me fascina masturbarme el clítoris con mis pocos amigos. Me da miedo cuando alguien se me acerca y me dice que es mi amigo. Dudo, y me provoca sacar una pistola. Me tengo miedo, inclusive, a mí mismo. Por eso cada vez que salgo de viaje, dejo en mi casa, amarrado, a mi alter ego,  a mí otro yo que no soy yo. Cuando hago el amor,  creo verle el rostro a Dios. Yo adoro la beldad de la mujer y sus pasiones, y sigo adorando la poesía y sus eternidades. Muchos critican mi forma de bohemio. Mi manera de ser. Otros el hecho de que mis poemas fueron y son escritos en cantinas y bares de mala muerte. En “El Páramo” y en el bar “La Copa de Oro” que queda en La Guzmana,  nacieron muchos de mis poemas. En “El Diamante Negro” y en “El Yatay” muchas fueron las putas que jugaron con mis bolas, mientras yo me emborrachaba con el viejo Parr,  que lograba pasar de contrabando. Podría decirse que el güisqui y el cucuy de penca añejado,  han predominado  en mi escritura poética, literaria,   y  jurídica  –para bien o para mal–  y de ello no me arrepiento. El Alcohol es la única droga que consumo.  Sin embargo, solo soy adicto al amor. No hay nada como hacer el amor embriagado de licor. Levantarse de la cama, ducharse con agua bien fría y luego ponerse a leer a Baudelaire, o a  Aldous Huxley.   Si a Baudelaire lo empecé a leer muy tarde, no obstante, a Bécquer, Stevenson,  Montaigne, Pío Baroja, Tolstói, Neruda, Dostoievski, Rubén Darío, Edgar Allan Poe, los conocí a muy temprana edad. En la biblioteca de mi hermana Daybo conocí a Víctor Hugo, y a otros que nombrarlos sería un sacrilegio.
-IV-
El amor es espontáneo. He dormido y me he revolcado en tantas camas ajenas, que suicidarme, ya no me interesa.  No hay nada en el mundo que me haga pensar que soy inteligente. Me da miedo pensarlo. Porque me gusta ser más loco que cuerdo. No sufro de megalomanía. Cuando escribo, siento que el cosmos donde habito suele estar lejano y pequeño como cuando la noche engendra la flor del tiempo. No hay mejor placer que leer a Rimbaud y tomarse varios tragos de güisqui,   antes de hacerle el amor a una buena negra... Como Francois Mauriac, también yo, digo palabras indecentes. Vulgares y obscenas. Pero realmente no soy yo el que las dice. Juro que soy contrario a decirlas. Y quienes me conocen pueden dar fe de ello.  “Se dicen solas y me duele no haberlas retenido” decía el terriblemente maniático Francois Mauriac. No comprendo a la gente. Tengo amigos míos (no sé por qué me da tanto miedo pronunciar y escribir esta palabra: amigos), que dicen que soy un vicioso, porque al mes suelo –solía mejor dicho, porque desde no hace mucho me metí a sinvergüenza–  leerme unos 6, o quizás  7  libros; porque consumo güisqui  dos veces por semana;  tomo café tres veces al día, y porque escribo todas las semanas, pero por sobre todas las cosas, porque me fascinan las mujeres. Es verdad. Ya no voy a escribir ese libro que tanto estaban esperando. Considero que no vale la pena. Dejemos al mundo como está. Mientras otros viven su vida a su manera; yo escribo para transportarme por los rayos lunáticos del diamante negro. Escribo, simplemente, porque amo la vida.

3.3.19

Samanta la prostituta

[3/2 04:42 PM] Carlos Upegui: Encontré esto por ahí.
*Encuentra el error.*
[3/2 04:43 PM] Carlos Upegui: LA PROSTITUTA...
Autor: Juan Carlos Carvajal Escalante.

"Samanta, era una prostituta de gran belleza, tenía unas largas piernas, un buen trasero y unos pechos medianos, tenía una gran belleza que la hacía resaltar de las demás prostitutas. Su piel era blanca, tenía un aroma incitante al sexo. Su voz seducía y provocaba orgasmos y sueños intensos...

Un día, fui en busca de un poco de sexo y encontré a Samanta, llegamos al cuarto de un hotel. Tuvimos sexo. Yo quedé asombrado ante su inigualable pasión. Sus movimientos, su perversión y ese rostro que colocaba cuando la penetraba una y otra vez. Era como si le gustara tanto sentirlo adentro y que la tratara fuerte y con intensidad. Palabras sucias iban y venían. El sudor y los azotes inspirados por la excitación y esas ganas de no parar de 'coger'... Pero debo admitir que hubieron momentos en los que me inspiró tratarla tan suave y dulce. Momentos en los que me dejé deslumbrar por su belleza y su delicadeza propia de mujer... Lo reconozco. Todo fue muy bueno.

Días después, bajo una tarde lluviosa me sentí bastante solo. Me encontraba en mi habitación. Decidí salir y dirigirme de nuevo a aquel lugar en donde Samanta ofrecía sus servicios. Pensaba en ella. Justamente allí la encontré, le ofrecí cierta cantidad de dinero y la invité a mi apartamento. Llegamos a mi habitación y Samanta comenzó a desnudarse, pero yo la detuve. Le dije que esperara, que esa noche sólo quería platicar y tomar un poco. Quería conocerla. Ella enmudeció y se me quedó mirando a los ojos. Soltó una risa tímida y luego accedió, me empezó a contar acerca de su vida.

Ella, había nacido en un hogar disfuncional, donde su padre era alcohólico y su madre pasaba ocupada saliendo con amigos casi siempre, y prácticamente ella no les importaba en lo más mínimo; dos de sus tíos la morboseaban bajo palabras de vez en cuando atrevidas o ambiguas, la mayoría de sus primos querían estar con ella. A los 15 años había escapado de su hogar. Me comentó que los 3 únicos novios que pudo tener fueron su refugio y aprendió muchas cosas en temas sexuales de ellos. La llevaron a cumplir sus fantasías, como tríos con amigos. Todo eso sucedió entre sus 16 y 19 años. Confesó que a sus 22 años en una ocasión accedió a tener sexo con dos de sus primos al tiempo. Lograron excitarla hablando de temas íntimos luego de tanta insistencia... También me dijo que, jamás había terminado sus estudios y que siempre le había sido difícil conseguir un empleo, que había dormido varios meses en la calle y todo eso la había orillado a la prostitución. Me contó sobre los maltratos de algunos clientes, y lo repugnante que era para ella el acostarse con hombres con poca higiene, drogadictos y desquiciados.
Me dijo lo importante que sería para ella escapar de la prostitución, que ella soñaba con formar una familia, tener un lindo hogar, e incluso tener hijos. Admitió que le encantaba demasiado el sexo, que le gustaba cada momento de ello, pero que en definitiva eso no era lo que la hacía feliz. Que eso para ella terminó siendo también como una especie de droga o placebo. Me sorprendió mucho su forma de pensar, y ver todo aquello que yacía oculto dentro de esa mujer...

Salimos un par de ocasiones más, platicamos, hicimos planes de salir solo a caminar. Cada vez me asombraba más su manera de ver la vida. Sentí que me empezaba a enamorar de ella...
Pero un día, dejé de ver a Samanta por un largo período, por cuestiones de trabajo, no recuerdo muy bien si fue por dos años o más; pero de ella no volví a saber. Debo admitir que seguí pensando en ella. Me preguntaba a diario por su vida, por su destino, por cómo estaría o cómo habría pasado su día.

Una tarde, caminando por el vecindario, la encontré, estaba allí parada. Aún conservaba su belleza. Se me aguaron los ojos. A ella le brillaron. Me acerqué y sin dudarlo nos abrazamos. Fue muy emocionante aquel momento. Platicamos por un largo rato, me contó muchas cosas. Había abandonado la prostitución y había encontrado un trabajo decente; me dio su dirección y dijo que pasara a visitarla cuando tuviera tiempo... No lo dudé y le robé un beso. Volví a abrazarla y nos despedimos prometiendo volver a vernos. Eso fue un 10 de enero.

Pasó luego un mes y no podía aún ir a visitar a Samanta, tenía demasiado trabajo, así que pensé en invitarla un día antes a salir y luego terminar en su apartamento o en el mío, un 13 de febrero, para que justo el día 14 de febrero día de los enamorados cuando el reloj marcara las 12:00 AM, decirle lo que ella había despertado dentro de mi al haberla conocido, y declararle mi amor. Pedirle que se casara conmigo. Pero...

Pero... ¿Saben? Es aquí justo en este punto donde siempre suelto en llanto. Era un martes por la mañana. Ese día era 14 de febrero. Estaba en mi habitación. Recibí una llamada, era un Policía, me preguntaba cosas acerca de Samanta, pues había encontrado mi número en su agenda telefónica. Le di mis datos y le dije lo que sabía acerca de ella. Yo aún no comprendía la razón de aquellas preguntas pero presentía algo extraño. Él me dijo... Él me dijo. Me dijo que Samanta había muerto...

Perdón. Perdónenme, haré una pequeña pausa. Recordar eso me duele mucho. No me sienta bien... Lo siento...

Bien, aquí estoy de nuevo. Quiero seguirles contando. El Policía aquel me comentó mientras yo me desangraba en lágrimas, que por la noche anterior, un sujeto había llegado a su apartamento y le habría ofrecido dinero a cambio de sexo, ella no accedió y el sujeto la entró por la fuerza a su apartamento, la golpeó y abusó de ella, y después la mató. Que no había dejado pista alguna y que solo estaba su agenda telefónica. Que intentaron contactar a cada uno de esos números para dar la noticia a alguno que quizás fuera un familiar o un conocido de ella. Sospechaban de que fuera un sujeto que habría sido uno de sus clientes cuando ella era una prostituta. Me quedé sin palabras, sentí un nudo en la garganta y un fuerte sentimiento dentro del pecho. Esa vez sentía que el corazón se me partía en dos. Aún hoy siento que lo tengo partido en dos...

Como ella no tenía familiar alguno, yo fui a reclamar el cuerpo, para darle un funeral digno. Al llegar a aquél lugar, escuché a los policías decir que lo que le había pasado, ella se lo había buscado, que era una prostituta, una escoria menos para la sociedad, que bendito fuera el hombre que le había quitado la vida. Yo me llené de coraje, ellos no habían conocido a Samanta como lo había hecho yo. Ella era una mujer. Una gran mujer que había elegido mal su camino pero que quería recuperar un nuevo respiro para su vida como esa gran mujer que en el fondo siempre fue...

El día de su funeral, fue demasiado triste, no fue nadie, solo yo. Nadie le podría llorar sobre su tumba excepto yo. A nadie le iba a hacer falta, sólo a mi. Yo la miré allí dentro de aquella caja, me maldije a mi mismo por no haberla ido a visitar unos días antes. Quizá si yo hubiera estado allí ella aún estuviera con vida. Me arrepiento de no haberle dicho 'Te quiero Samanta', de no haberle dado un último beso, un fuerte abrazo. De no haberle dicho lo importante que era para mi. Ahora, ella estaba allí dentro de aquella caja. En sus labios se dibujó una ligera sonrisa, quizá porque ella supo que por fin había terminado, que al fin terminó ése infierno para ella. Quizá supo que sí había alguien que la amaba y no hubo tiempo para decirlo...

Pero... Lo que más me atormenta hoy, es que hoy me encuentre relatándoles esta historia entre lágrimas desde la cárcel. Al final, aquel que la habría matado fui yo, y todo fue solo un mal trastorno de mi mente que me llevó a hacer cosas que jamás imaginé... Realmente no era una prostituta, era mi prima, a quien por esas tantas ganas enfermas que le tenía la dibujé en mi mundo como una prostituta...

Lloro, porque siento impotencia de lo asqueroso que fue aquel amor supuesto que sentí por quien fuera parte de mi sangre, a quien de forma obsesiva y enferma anhelaba poseer y hacerla mía...

Pero, ¿saben qué? Después les seguiré contando lo que siguió pasando conmigo desde ese día... Porque ya casi es hora de tomar mi medicina... El psiquiatra me tiene bajo un tratamiento muy cansón. En el manicomio muchos dicen que estoy loco. Es curioso, solo el psiquiatra y los asistentes médicos dicen que lo estoy... Mis compañeros en cambio no."

- ¡Uff! ¡No crean, solo fue una pesadilla que les quise contar! ¡Qué extraña pesadilla! ¿Qué rara pesadilla, verdad? Bien, los dejo... Debo ir a trabajar. Mis clientes y el sexo no pueden esperar...-

Atentamente,

Samanta. La prostituta.

Wally Opina

Wally Opina es un reportaje semanal del formato Late Show con el objetivo de entretener y dar opinión acerca de los hechos políticos y de ac...