25.4.19

 SI NO LEES ES DIFÍCIL QUE PUEDAS PENSAR BIEN

SI NO LEES, NO SABES ESCRIBIR, Y SI NO SABES ESCRIBIR, NO SABES PENSAR

LIBROS

POR: ALEJANDRO MARTÍNEZ GALLARDO- 10/22/2016

 
   
 

ES ASÍ DE CONTUNDENTE.

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Hoy todos escriben, todos quieren expresar sus sentimientos y opiniones, pero, ¿quién lee? En cierta forma la lectura es una actividad superior a la escritura; sólo podemos escribir con el lenguaje que hemos adquirido leyendo. La lectura es la materia prima de la escritura y la posibilidad de crear una obra que tenga belleza y profundidad o simplemente claridad, se basa en las lecturas que hemos hecho y lo que hemos aprendido de otros autores (sus palabras se vuelven las nuestras, se mezclan con nuestros pensamientos y experiencias). Así se destila la escritura, como una refinación del pensamiento no sólo personal, sino del tiempo mismo.

Para muchas personas es más atractivo escribir, tiene más glamour –algo que quizás se deba a la inmadurez y al egoísmo–, pero grandes escritores nos dicen que la felicidad en realidad está en la lectura. Borges es especialmente fértil en este sentido: "la felicidad, cuando eres lector, es frecuente". Y la célebre: "Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído". 

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Hay una frase contundente, que si no mal recuerdo es de Juan José Arreola, "Si no lees, no sabes escribir. Si no sabes escribir no sabes pensar". Una sencillez aforística que debe ser el fruto de la labor intelectual de un buen lector. 

Edmund Husserl escribe en su Lógica formal y Lógica trascendental: "El pensamiento siempre se hace en el lenguaje y está totalmente ligado a la palabra. Pensar, de forma distinta a otras modalidades de la conciencia, es siempre lingüístico, siempre un uso del lenguaje". Así que si no tenemos palabras, si no tenemos lecturas en nuestra memoria que enriquezcan nuestro lenguaje, nuestro pensamiento será muy pobre. Las personas toleran no ser buenos lectores, pero si se les dice que no saben pensar, esto lastima su orgullo y, sin embargo, una condiciona a la otra. Así, la lectura es una herramienta de desarrollo fundamental. Y donde mejor se desenvuelve esta herramienta es en los libros, no en los pequeños artículos que dominan la circulación de la Web; el encuentro con el lenguaje merece un espacio de concentración –el medio es también el mensaje–, un encuentro a fondo con la mente de un autor que puede haber muerto hace cientos de años pero que vive, al menos meméticamente, en el texto que se trasvasa a nuestra mente. 

Podemos también preguntarnos si es que existe o no la conciencia sin el lenguaje. Aunque una primera lectura de las filosofías de la India parecería indicar que para los pensadores que nos dieron el yoga y la meditación, la conciencia existe más allá del pensamiento lingüístico (que es, de hecho, todo lo que existe), como ocurre en los estados de absorción meditativa (jñanas), también se debe notar que en el hinduismo el universo es generado a partir de la letra A del sánscrito, de la cual también se deriva la sílaba creadora OM. Posteriormente, en el budismo tibetano la letra A del alfabeto tibetano (parecida a la A del sánscrito) es también considerada una especie de fuente cósmica creativa, y se representa como emanando los cinco elementos en un thigle (bindu en sánscrito). Tenemos por supuesto la cábala, donde el universo entero es lo que se produce cuando se pronuncian los nombres divinos; la letra Aleph, tiene suprema importancia (como exploró Borges en su cuento, donde el Aleph es justamente como una especie de thigle o punto donde se encuentra la totalidad del universo). Sin embargo, el mundo es creado con la letra Bet, con la palabra Bereshit, que David Chaim Smith traduce no como inicio, sino algo así como "inicialidad" (beginingness), para denotar la constancia de la creación, un acto perenne que no ocurre en el pasado, sino en el presente. En suma, el mundo se crea con la palabra y esto es así no sólo en una visión esotérica o religiosa de la realidad, lo es en nuestra vida cotidiana: sólo alcanzamos a distinguir las formas una vez que tenemos los nombres.

De cualquier manera queda claro que la lectura como surtidor de las palabras que animan nuestra conciencia es un aspecto esencial de lo que es un ser humano que piensa el mundo. Podemos existir sin pensar, y a veces el pensamiento se convierte en un ruido que enferma la mente, pero en el pensamiento, con el poder de la palabra, tenemos una potencia divina. Como escribió Hölderlin:

Sin embargo, nos compete, bajo la tormenta de Dios,

Oh poetas, erguidos y con la cabeza descubierta,

Asir con nuestras propias manos el rayo de luz del Padre,

Y pasar, envuelto en canción, ese regalo divino a la gente.

 

Twitter del autor: @alepholo

 

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ESTOS SON LOS LIBROS Y AUTORES FAVORITOS DE ALAN MOORE

LIBROS

POR: PIJAMASURF - 10/22/2016

 
   
 

ALAN MOORE REVELÓ AL "NEW YORK TIMES" SUS LIBROS Y ESCRITORES PREDILECTOS

Alan Moore acaba de anunciar que dejará de hacer cómics para dedicarse de lleno a escribir y a proyectos de largo aliento (como su monumental novela Jerusalén). Ya en este plan de novelista, el New York Times logró sacar del famosamente elusivo escritor una lista de libros y autores favoritos.

La lista de autores que Moore dice preferir o tener en la mente actualmente son:

Thomas Pynchon; Robert Coover; Neal Stephenson; Junot Díaz; Joe Hill; William Gibson; Bruce Sterling; Samuel R. Delany; Iain Sinclair; Brian Catling; Michael Moorcock (actualmente está escribiendo Whisper Swarm, una genial trilogía); Eimear McBride; el siempre extraordinario Steve Aylett y en particular su indispensable y silenciosamente radioactiva Heart of the Original; Laura Hird; Geoff Ryman; M. John Harrison;  la guionista Amy Jump... 

Claramente, Moore tiene una especial afición por la ciencia ficción, lo cual es predecible tomando en cuenta la temática de sus cómics. Sorprende que Moore haya apenas descubierto a David Foster Wallace, pero se muestra honestamente impresionado. "El último libro verdaderamente grande que leí debe ser Infinite Jest, de David Foster Wallace. Ésta fue mi primera experiencia leyendo la obra de Wallace, hace un par de meses y creo que no hay nada en la novela que no me impresione". El libro que está por leer, según Moore, es la novela póstuma de Wallace, The Pale King.

A esta lista Moore agrega que durante la escritura de su novela leyó a Ian Sinclair, incluyendo su geniales Ghost MilkAmerican SmokeBlack Apples of Gower, también The KLF: Chaos, Magic and the Band Who Burned a Million Pounds, de John Higgs, y del mismo autor Stranger Than We Can Imagine; de Zizek, The Year of Dreaming Dangerously. Resalta también su conexión perenne con Lovecraft y William Blake, autores con los que tiene una conexión no sólo literaria, sino espiritual.

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Enriquezca su vocabulario

Por Felipe San José G.

La lengua Española es tan rica que una persona culta no utiliza, en sus conversaciones cotidianas, más del uno por ciento de su caudal. Ampliar el vocabulario personal es enriquecerse intelectualmente. ¿ Sabe usted lo que significan las palabras que aparecen aquí? Si tiene dudas consulte las respuestas que se les daré posteriormente.
El día 25 de abril en la noche.

1) efluvio A: emanación. B: lluvia.
C: corriente de un río. D: olor.

2) dilucidar A: desintir. B: lucirse.
C: dividir. D: aclarar.

3) estera A: abono. B: llanura estéril.
C: especie de tapete. D: pantano.

4) talante A) disposición personal. B:
enojo. C: equilibrio. D: viene humor.

5) sórdico A: ensordecido. B: miste-
rioso. C: sucio. D: opaco.

6) estertor A: grito agudo. B: brillo.
C: respiración anhelosa. D: medida.

7) farfullar  A: machacar. B: hablar
atropelladamente. C: hacer gárgaras.
D: trampear.

8) quevedos A: chistes escatológi--
cos. B: ingeniosidades. C: ciertos tipo
de anteojos. D: poemas satíricos.

9) tocón A: especie de laúd. B: parte
del tronco de un árbol. C: prominen--
cía. D: tope.

10) solazarse A: tomar placeres. B:
exponerse al sol. C: quedarse aislado.
D: revolverse.

11) sima A: parte más alta. B: pro-
fundidad. C: separación. D: vasija
para guisar.

12) parco A: detenido. B: moderado.
C: introvertido. D: aprovechado.

13) apabullar A: sacudir. B: dejar de
lado. C: apagar. D: aplastar.

14) tejemaneje A: enredos. B: tejido
grueso y resistente. C: manipulación.
D: urdimbre.

15) cornisa A: cuernecillo. B: voladi-
zona. C: encornadura. D: malicia.

16) ristra A: arrastre. B: lanza. C:
armadura. D: cuerda.

17) batiburrillo A: burro joven. B:
mezcla incongruente. C: ruido con-
fuso. D: batida.

18) prebenda A: curación. B: privile-
Gio. C: desgracia. D: herencia.

19) bruñir A: aserrar. B: desempolvar.
C: sacar brillo. D: achatar.

20) fárfara A: paño de seda. B: telilla.
del huevo. C: confusión, desconcierto.
D: fosforescencia.

19.4.19

Pillé a mi mujer con otro

cuando volví del trabajo, en mi departamento. No me vieron. No hice nada, me di la vuelta y me fui a mi auto, como un zombie. Comencé a correr a 110 km/hr, y aumentaba. Una nebulosa en mi cerebro, adelanté dos autos, un bus, un camión, y la moto encima, me concentré en aquel tipo, no vi la curva, choqué y di varias vueltas en el aire. Familia, llanto, pacos, ambulancia, taco… y acá empieza todo.
Al tiempo, en casa de mi mamá, en estado vegetal, encerrado en mi propio cuerpo, no podía salir de allí. Me alimentaban, me cagaba, me mudaban, y me hablaban. Días, semanas, meses. Escuchaba todo pero no podía responder.
Al principio me visitaban constantemente, pero con el tiempo cada vez mas solo. Como siempre mi madre, mi fiel acompañante, mi esposa se fue con aquel.
Hasta que un día, me visitó una amiga de mi tía, que llegó con rosas, y comenzó a hablarme:

- Mi niño, tengo unos problemas económicos gigantescos, no sabe cómo me encantaría sacarme la lotería. Su madre me dijo que usted era muy buena persona cuando estaba sano… en una de esas me echa una manito.

Claro… ahora se trataba de que yo le hacía mandas a la gente. Pero increíblemente, después de unas semanas mi mamá encendió el televisor en mi habitación, y se escuchaba la misma voz de aquella señora en una entrevista.

- Quiero dar agradecimiento a Sebastián, más conocido como Chalito, él fue quien hizo el milagro, ahora soy rica gracias a él.

Yo no tenía nada que ver, pero mi madre estaba contenta, porque aquella señora le regaló mucho dinero con el que arreglaron la casa, cambiaron mi cama, e incluso contrataron a una enfermera. El asunto, es que esto no terminó allí, siempre llegaba alguien nuevo para pedirme favores.

- Chalito, a mi hija la van a operar, que salga todo bien.
- Chalito, se perdió mi perro, ayúdame a encontrarlo.
- Chalito, la siembra anda mala ¿Por qué no haces que llueva un poquito?

No sé si todas las peticiones se habrán cumplido, pero tengo la sensación de que la mayoría sí, porque la gente volvía para pedir penitencia, incluso aquel hombre que me pidió que lloviera llegó con las rodillas ensangrentadas de tanto arrastrase.
Mi nombre se hizo popular, y yo estaba cada vez mas lleno de rosas, peluches, dinero y tantas cosas más sin hacer nada.
Pero un día, alguien apareció con voz quebrada, como si el mundo se fuese a acabar.

- Hola Chalito, vine como todo el mundo a pedirte un favor. No vengo por dinero, ni por salud… en realidad no sé que es.

Aquella mujer me tomó de la mano y sentía sus lágrimas caer en mis dedos.

- Mi hija tiene doce años. Se llama Estefanía, muy linda ella, lo más hermoso que me ha tocado en la vida. Su padre nos abandonó hace muchos años, así que solo somos nosotras dos, y tengo miedo de perderla.

Pensé que se trataba de un cáncer, o de otra enfermedad terminal.

- Hace unos meses ella comenzó con molestias en su espalda, bien fuertes, pensé que se trataba de una tortícolis o algo por el estilo. Pero en las noches ella comenzó a gritar porque los dolores eran insostenibles. La llevé al médico y no le encontraron nada, pero bañándola, comencé a ver que tenía cicatrices, rasguñones y moretones, como si alguien abusara de ella. Pensé que en el colegio alguien la maltrataba, hablé en dirección, con profesores y mi hija siempre me dijo que allá nadie le hacía nada… y así era, yo mismo lo comprobé, todas sus compañeras la quieren mucho. Hasta  que hace unos días el asunto complicó… no sé como contar esto, pese a que tu no me puedas responder, y ni siquiera sé si me estás escuchando.

Casi siempre solía hacer oídos sordos a todo el mundo, porque me aburrían con sus historias… pero ella me tenía bastante expectante.

- Dice que el diablo está con ella. Que él la golpea, y que no la deja en paz. Llamé a sacerdotes, pastores, lo que te puedas imaginar… pero todos han terminando huyendo de ahí porque algo los empuja. Yo misma lo he visto, en un principio tuve miedo de él… pero ya no, soy capaz de hacer cualquier cosa para enfrentarlo. ¿Sientes mi brazo? Esos son rasguños que he recibido cuando he estado con mi hija. No quiero llevarla al doctor, porque la llevarán a un psiquiátrico y terminará… bueno… muerta… y no quiero. Ayúdame. Sé que haces milagros, ya no sé qué más puedo hacer, e intentado de todo… te lo suplico. Te prometo que si la salvas te doy mi vida, esa será mi penitencia… pero ayúdala, por favor.

Se marchó, y mi mente en silencio. Pasaban todos a pedirme favores… pero estaba solo yo y mi oscuridad, pensante por aquel asunto. No podía hacer nada… o eso creí.

Dormí, de pronto me levanté y vi mi cuerpo en la cama. Salí de la habitación y me encontré a mi madre durmiendo en el sillón mientras la luz del televisor le alumbraba la cara. Caminé, y boté sin querer un vaso que se encontraba en la mesa. Mi vieja despertó asustada, luego se levantó y se fue a acostar. Cerré los ojos, y esta vez me encontraba en la calle, me di cuenta que podía teletransportarme solo pensando en el lugar donde quería estar. Vi a otros caminar como yo, pero todos nos ignorábamos, como si también tuviesen que cumplir una petición en corto plazo. Cerré los ojos, y me concentré en la energía, y escuchaba las voces… hasta que sentí el grito horrible, abrí los ojos y estaba dentro de una casa. Un fuerte olor a azufre, a desagüe y un llanto que no se detenía

- ¡Deja a mi hija!
- ¡Mamá! ¡Ayúdame! ¡Me quiere llevar!

Entré a la habitación de Estefanía, y observé a aquella cosa tirándole el pelo, levantándola de la cama. La mujer intentó acercarse a lo que sus ojos era invisible, pero la lanzó bastante lejos. Luego, aquel demonio soltó a la niña, y me miró a la cara. Comenzó a mostrarme sus dientes de perro, y yo, en silencio comencé a acercarme.

- Im 'vestri mom reginam vult opprimere,
- Déjala, no te tengo miedo
- Et posuit in ano est ipsum colem fluit et cruentatur

Por alguna razón entendía el latín, me amenazaba con vejámenes que le haría a mi madre. Sus ojos brillaron y la habitación cambió por completa, vi a mi ex mujer acostada con aquel tipo. Ella en cuatro, gimiendo por la excitación mientras este le golpeaba las nalgas. Me daba vuelta para no ver más, pero seguían allí, podía verlos siempre, no importaba donde lanzara mi mirada, cerrar los ojos también daba igual.

- ¡No… eso ya pasó… sé que eres tú!

Hasta que al fin se dignó a enfrentarme.

- ¡¿Qué quieres?! ¡Ella es mía! ¡Vete de aquí, vuelve a tu cama!
- ¡No me voy a ir, déjala!

Mostró nuevamente sus dientes, como si la fuese a morder.

- Tú no eres el diablo.
- ¡Si, lo soy!
- Si lo fueses no tendrías miedo de mi. Eres igual que yo.
- ¡Mentira!

Cerré los ojos, y lo encontré. Hospital… un tipo vegetal, abandonado entre varios más, como él. Se veía arrugado, como si le quedara poco tiempo de vida.

- Aquí estás. Tú debes ser el padre de Estefanía.

Miré hacia atrás, y su alma venía corriendo, enfadado a atacarme. Lo desconecté. Su alma me empujó y caí. En el techo del hospital se abrió una luz roja parecida al de una nube, lo consumió.
Volví a la habitación de Estefanía, su madre llorando, despidiéndose de ella, diciéndole que ahora cumpliría la manda.

De pronto comencé a verme en el día del accidente. Familia, llanto, pacos, ambulancia, taco… Mi corrida a 110 km/hr, pero esta vez la velocidad disminuía. Ya no veía aquella nebuloza en mi cerebro. Los buses, camiones, y aquel motociclista los veía pasar en cámara lenta. Di un respiro agitado, y sentí mis piernas. Abrí los ojos, miré el techo de mi habitación, conectado a un aparato, lleno de jeringas en todo mi cuerpo.

- ¿Hijo? ¡Cresta! ¡Hijo! ¡Dios mío santo… no puedo creerlo! ¡Enfermera! ¡Enfermera!  ¡¡MI HIJO… MI HIJO DESPERTÓ!!

Autor: El Borrador

LA CABAÑA DE LAS MONTAÑAS

(relato fantástico):
Una tranquila mañana de primavera Betty Walker salió de su casa para ir al colegio, como hacía todos los días. Pero aquel día nunca llegó a su destino, ni tampoco al día siguiente.

Alfred Scott llevaba varias semanas vigilando a Betty, con discreción y paciencia dignas del más avezado predador. Cuando por fin consiguió raptarla, la encerró en una furgoneta con la matrícula trucada y se la llevó a su cabaña.
Dicha cabaña se hallaba en una fría y agreste región de las Montañas Rocosas, lejos de los caminos transitados y a mucha distancia del pueblo más cercano. En aquel lugar las nieves eran perpetuas y había que ser un conductor muy experimentado para llegar allí, pues la única pista que llevaba a la cabaña era muy angosta y ni siquiera en pleno verano desaparecía el hielo de la calzada. Antes aquella cabaña había pertenecido a un misterioso ermitaño, cuyas posesiones se reducían a una estantería llena de latas de conserva y a unos cuantos libros tan extraños como él mismo. Un día el ermitaño desapareció sin que nunca se volviera a saber nada de él y, a falta de herederos, las autoridades decidieron subastar la cabaña. Alfred pudo comprarla por un precio irrisorio, pues solo él se interesó por aquella casucha perdida en medio de la nada.
Cuando llegó a su destino, Alfred obligó a su prisionera a entrar en la cabaña y le dijo:
-Te quedarás aquí hasta que empieces a menstruar. Luego te dejaré libre, si antes me prometes que te olvidarás de mi nombre y de mi cara.
-Sí, claro que lo prometo.
Cada uno de los dos sabía que el otro estaba mintiendo, pero así quedó la cosa.
Betty pasaba casi todo el tiempo sola en la cabaña. Alfred solo pasaba por allí de vez en cuando, para llevarle comida y forzarla a participar en toda clase de juegos eróticos. Sin embargo, nunca llegó a violarla, ni pensaba hacerlo hasta que ella llegara a la pubertad. A veces se limitaba a tocarla o la obligaba a tocarle los genitales. En otras ocasiones la hacía desfilar en bikini y con zapatos de tacón, mientras él le hacía fotos con el móvil. Eso era una tortura para la niña no solo en el plano psicológico, sino también en el físico, pues entonces el frío de la montaña mordía despiadadamente sus carnes semidesnudas y al día siguiente siempre amanecía con fiebre.
Solo en una ocasión Betty se atrevió a intentar escapar, pero acabó volviendo a la cabaña, agotada y hambrienta tras vagar durante horas por aquellas colinas perpetuamente nevadas, tan salvajes y solitarias como si se hallaran en medio del desierto. Eso sucedió después de que una avalancha le permitiera a Betty ver lo que la nieve le había ocultado durante meses: los cadáveres congelados de sus antecesoras, todas ellas asesinadas por Alfred después de que hubieran llegado a la pubertad. En el fondo, ella siempre había sabido que nunca podría marcharse de allí con vida, pero aun así aquel descubrimiento supuso un trauma para ella. Llegó a pensar que sería preferible morir de hambre y frío en el bosque a aguardar otra muerte más cruel entre las manos de su secuestrador. Pero eso lo pensó antes de saber qué eran realmente el hambre y el frío. Cuando lo supo, volvió a la cabaña con lágrimas en los ojos y se sentó junto a la chimenea apagada, sin saber qué hacer ni qué pensar. Si al menos hubiera algún cuchillo de cocina en la cabaña, hubiera podido cortarse las venas, pero ni eso.
Permaneció durante muchas horas, o quizás durante días enteros, inmóvil junto a la chimenea, hasta que finalmente llamaron su atención los viejos libros que habían pertenecido al ermitaño. En realidad, la temática de aquellos libros le parecía poco interesante, pues solo hablaban de magia y cosas por el estilo. Pero decidió leerlos, con la vaga esperanza de que le ayudaran a pensar en algo que no fuera el terrible destino que se cernía sobre ella. Entonces descubrió el manuscrito, que alguien, probablemente el ermitaño, había escondido entre las páginas del libro más grueso. A simple vista, no contenía más que un montón de letras sin sentido, escritas de forma caótica sobre un papel amarillento. ¿Tendría algún mensaje oculto? Aunque así fuera, Betty no parecía la persona más idónea para descifrarlo, pues ella no entendía nada de criptografía. Sin embargo, decidió intentarlo, sin saber por qué
Llamó su atención un signo situado al principio del texto, antes de las letras. Era algo así como I-. Betty pensó en las manecillas de un reloj que señalara las tres en punto. ¿Y si eso quería decir que de cada tres letras del texto solo debía leerse la tercera? Betty apuntó las letras que, según esa hipótesis, constituirían el verdadero mensaje del texto, pero el resultado no dio los frutos esperados. El texto apuntado por Betty parecía tan caótico y sin sentido como el original. La muchacha se preguntó si no estaría escrito en alguna lengua extranjera, pero pronto desechó esa idea, pues había demasiadas consonantes y muy pocas vocales. Más tarde se percató de que abundaba mucho la letra b, es decir, la segunda del abecedario. Dos más tres hacen cinco y la quinta letra del abecedario es la e, precisamente la más empleada en la lengua inglesa. Quizás aquel signo apuntaba efectivamente hacia el número tres, pero en más de un sentido. No solo quería decir que las letras debían leerse de tres en tres, sino que además habían sido sustituidas por otras según una pauta fija. Así, la a sería, en realidad, una d, la b una e, la c una f, etcétera. De ese modo, Betty consiguió descifrar el texto y hacerse con todos sus secretos. Así comprendió a qué se dedicaba realmente el ermitaño y en qué circunstancias había desaparecido. Su primera impresión al saberlo fue de profundo terror, pero, cuando lo hubo pensado mejor, una sonrisa se dibujó en su rostro. Era la primera vez que sonreía desde su secuestro y contaba con que no fuera la última.
Pasaron varios días antes de que Alfred volviera. Mientras tanto, Betty había tenido tiempo de leer algunos de los libros del ermitaño, gracias a los cuales había podido verificar todas las ideas y conjeturas que le había sugerido el manuscrito. Alfred entró en la casa y vio que su prisionera sonreía. Extrañado, aunque no preocupado, la saludó con estas palabras:
-Hoy te veo muy contenta, muñeca. Creo que ya le estás tomando gusto a esto de jugar con tu nuevo papaíto.
Sin dejar de sonreír, Betty le dijo en voz baja:
-Sí… papaíto. Pero hoy jugaremos a lo que yo quiera.
-¿A qué, si puede saberse?
-Para empezar, al escondite.
-Pero aquí no tienes dónde esconderte.
-Serás tú quien tendrá motivos para esconderse.
Dicho esto, Betty empezó a proferir unas extrañas palabras delante del atónito Alfred, que no entendía nada. Y aún no había tenido tiempo de comprender su significado cuando apareció aquel ser, invocado por el ensalmo que Betty había aprendido leyendo el manuscrito del ermitaño. Este también lo había invocado una vez, pero había cometido el error de no ofrecerle un alimento jugoso a su invitado… de modo que al final él mismo había sido el alimento. Pero Betty había previsto que, pudiendo elegir, aquel ser iría por el cuerpo que pudiera ofrecerle una mayor cantidad de carne y sangre, es decir, el de Alfred. Ella solo era una niña de once años, que además había perdido peso durante su secuestro. Pero Alfred era un hombre adulto, además de bastante robusto, así que fue el elegido. Tal como había dicho Betty, intentó esconderse del horror que lo perseguía. Huyó aterrorizado al bosque e intentó encontrar refugio en la espesura. Pero pocos minutos después se oyó un grito de horror y Betty supo que su secuestrador había perdido el juego. No merecía la pena ir a mirar qué había quedado de él, pues seguramente su cuerpo ya había desaparecido de este mundo, al igual que el del ermitaño.
Betty permaneció sola en la cabaña durante varias horas, mordisqueando sin apetito la comida que había traído Alfred. Luego se encaminó hacia el bosque e inició una larga marcha hacia ninguna parte. Seguramente moriría de frío cuando cayera la noche, pero eso ya no le importaba. Después de todo, si existían más personas como Alfred Scott y más seres como aquel que ella misma había invocado, este mundo no era un buen lugar para vivir.

Wally Opina

Wally Opina es un reportaje semanal del formato Late Show con el objetivo de entretener y dar opinión acerca de los hechos políticos y de ac...