5.5.19

segunda oportunidad

"Siempre hay una ".

Una mujer sufrió un paro cardíaco; casi a punto de morir, un ángel se presentó ante ella para decirle, que evaluando sus buenas acciones y sus errores no podía entrar al cielo, y le propuso permitirle estar en la tierra unos días más, hasta lograr cumplir con las buenas acciones que le faltaban. La mujer aceptó el trato y regresó a su hogar junto a su esposo. El hombre no le dirigía la palabra porque hacía tiempo que estaban peleados.
Ella pensó: Me conviene hacer las paces con este hombre. Está durmiendo en el sofá, hace tiempo dejé de cocinarle. Él ahora plancha su camisa para ir a trabajar. Intentaré... darle una sorpresa.
Cuando el hombre salió de casa, ella planchó su camisa favorita y la colgo con primor, preparó una deliciosa comida, puso flores en la mesa, colocó los viejos candelabros con velas rojas, y escribió una nota que puso en el sofá, la cual decía:
Creo que puedes estar más cómodo durmiendo en la cama que fue nuestra. Esa cama donde el amor concibió a nuestros hijos, donde tantas noches los abrazos cubrieron nuestros temores y sentimos la protección y la compañía del otro. Ese amor aún con vida, nos espera. "Si puedes perdonar todos mis errores, allí nos encontraremos".
Tu Esposa, que te ama.
.
Cuando terminó de escribir el último renglón “Si puedes perdonar todos mis errores", pensó: ¿me he vuelto loca?, ¿yo voy a pedirle perdón? cuando fue él quien empezó a venir enojado de la calle, cuando lo echaron de la fábrica y no conseguía trabajo. Yo tenía que arreglarme haciendo malabares, y todavía tenía que soportar su ceño fruncido. Él empezó a beber, y confinado al sillón, exigía silencio a los niños que sólo querían jugar. Él empezó a gritarme cuando yo le decía que así no podíamos seguir, que yo necesitaba dinero para mis hijos. Él lo arruinó todo; y ahora... ¿yo tengo que pedirle perdón?
Enfurecida rompió la carta. Pero en ese momentos escuchó la voz del ángel que decía:
"Recuerda: algunas buenas acciones, y alcanzarás el cielo, de lo contrario no podrás entrar".
La mujer pensó: ¿Valdrá la pena lo que estoy haciendo?, rehizo la carta, agregando aún más palabras cariñosas.

“Perdoname mi amor, no supe comprender entonces, no supe ver tu preocupación al quedarte sin empleo luego de tantos años. ¡Debiste haberte sentido tan mal!
Recién ahora recuerdo tus sueños de... “Cuando me jubile... ”. ¡Cuántas cosas querías hacer al jubilarte!.Y yo pude haberte impulsado a que las hicieras en lugar de obligarte a aceptar estar todo el día sentado en ese taxi.
Ahora recuerdo aquella noche de locura, cuando rompí las cartas de amor que habías escrito para mí, y le prendí fuego a todas las telas de los cuadros que pintabas. En ese momento me enfurecía verte  encerrado en ti mismo, y gastando el último dinero en pomos de pintura para nada. Debí haberte impulsado a vender esos cuadros. Eran realmente hermosos. Comprende, yo también estaba desesperada, yo también me sentía insegura sin el salario de la fábrica y no supe ver tu preocupación, tu dolor, tu miedo y frustración.
Perdóname por favor, te prometo qué de hoy en adelante, todo será diferente.
Tu esposa, que te ama.
.
Cuando el marido regresó de trabajar, al abrir la puerta notó algo distinto: un olor delicioso a comida, las velas en la mesa, su música favorita sonando suavemente, y la nota en el sofá. Cuando la mujer salió de la cocina con la fuente en la mano, lo encontró tirado en el sillón llorando como un niño. Dejó la fuente, corrió a abrazarlo y no necesitaron decirse nada, lloraron juntos, él la alzó en sus brazos y le dio un tierno beso. Luego comieron la exquisita comida que ella había preparado, y rieron felices mientras recordaban anécdotas graciosas de los niños haciendo travesuras en la casa.
Después, él la ayudó a levantar la mesa, como siempre lo hacía.
Mientras ella lavaba los platos, vio por la ventana, qué en el jardín estaba el ángel. Salió llorando y le dijo:
¡Por favor ángel! intercede por mí. No quiero a este hombre sólo en este día, necesito un tiempo más, para poder impulsarlo a que vuelva a pintar sus cuadros. Te prometo que en poco tiempo, él estará feliz y seguro, y yo, podré ir donde me lleves. El ángel la miró y dulcemente le contestó:
No tengo que llevarte a ningún lado, ya estás en el cielo, te lo has ganado. Recuerda el infierno donde has vivido y nunca olvides que el cielo siempre está al alcance de tu mano.
En ese instante, la mujer escuchó la voz de su marido, que le decía:
“Mi amor, hace frío, ven a acostarte mañana será otro día.
Sí, pensó ella, gracias a Dios, mañana será otro día.

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Wally Opina

Wally Opina es un reportaje semanal del formato Late Show con el objetivo de entretener y dar opinión acerca de los hechos políticos y de ac...