En la fría esquina de una calle de Buenos Aires un anciano pedía limosna. Aquella era su esquina, llevaba casi 20 años en la calle y había hecho de ella su hogar.
La crisis lo afectaba a él también, el hambre apretaba y el viejo jarrón enlosado cada vez era más ignorado, en las noches frías su sueño era interrumpido por unos gruñidos en la panza vacía que le recordaba que no había comido. Entre lágrimas recordaba a sus 2 hijos quienes lo abandonaron en un asilo y decidieron seguir sin él, asilo que por falta de pago tuvo que abandonar un día y mudarse a la calle.
Un tanto enfermo un día decide cambiar de esquina, tomó su viejo jarrón su manta y mientras con mucha dificultad intentaba cruzar, aparece de la nada un auto que cruza un semáforo en rojo y lo arrolla... lo tira en la acera en donde cae muerto.
Grande fue la sorpresa. .. El indigente tenía el mismo apellido que aquella joven mujer que entre el gran susto y llanto toma el celular y llana a su padre y dice : maté a un viejo ! Y colgó. Al rato su padre llega al lugar y descubre que aquel viejo era su padre, que la nieta había matado a su abuelo.
Y así, el hambre llegaba a su final y daba inicio a una nueva historia de una joven mujer y su nueva vida detrás de unos barrotes.
(Escrito por Minoru desde Argentina).
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